Es un viejo slogan de los años 60 que muchas personas toman como propio cuando deciden hacer de su vida lo que ellos piensan; dejando de lado todas las reglas impuestas e inventadas por otros, como las reglas del colegio, el código penal, los mandamientos religiosos, los triunfos obligatorios que nos pide la sociedad. Es como volver a barajar las cartas para un nuevo juego.
¿Porqué prohibido prohibir? Porqué al prohibir se está creando una resistencia y despertando una curiosidad que muchas veces lleva a hacer lo contrario de lo que se busca. Desde que se prohibió comer “el fruto prohibido” todo el mundo se lo quiere comer. Lo contrario de prohibir debe ser la comprensión de cada acto, porque si necesitamos de una multa para no tirar la basura al suelo es que no tenemos comprensión de lo que debemos hacer.
El mundo ha cambiado bastante, las personas no son tan crédulas como los ancestros. Las personas cambian de trabajo fácilmente, viajan, se separan o no se casan, no están tan ancladas a las cosas como antes, son más maleables y sueñan con la libertad. ¡Mañana seré libre! “Es mejor seguir su propia ley, así sea imperfecta, que la ley de otro, así sea mejor; es mejor morir practicando su ley: la ley de otro tiene peligros.”
En este número de El Café Latino, escribimos sobre la prohibición de cultivar la planta ancestral de Coca. Desde que se prohibió el cultivo, se multiplicó. En Estados Unidos sucedió igual con la Ley Seca que prohibió la venta y el consumo de alcohol en los años 1920 y a partir de esa prohibición, la venta de alcohol se multiplicó, al igual que las mafias que se crearon para contrarrestar esa prohibición. La prohibición del alcohol produjo un personaje llamado Al Capone y la prohibición de plantar la coca produjo otro personaje que quiso imitar a Al Capone y lo sobrepasó en todos los temas; Pablo Escobar. Ninguno de los dos hubiera existido si esas prohibiciones no se hubieran producido como lo demostró el restablecimiento de la venta y producción de alcohol en los Estados Unidos y como lo demostramos en nuestro informe sobre la Coca; Pablo Escobar no hubiera existido.
Roman Gomez
Director editorial El Café Latino