Para hablar de la historia de Emma podemos compararla con la historia personal de los boxeadores latinoamericanos que solo son conocidos y reconocidos cuando comienzan a triunfar en el ámbito internacional, con una vida difícil y precaria pero con un deseo interno e intenso de querer cambiar lo que el destino le tenía prometido.
Emma no supo a ciencia cierta quién fue su madre, de niña vivió con una señora que ella llamaba Señorita María, al igual que sus hermanos de diferentes padres, en una pobreza absoluta, a veces encerrados dos o tres días esperando que la señorita María regrese de la ciudad y la única alegría que tenía era la de jugar con los niños de su vecindario.
A Emma, luego de que fuese célebre, se le quiso imputar la autoría de sus días a un General Reyes ex-presidente de Colombia; para justificar que de allí venía su talento. Pero lo mejor es dejarla sin padre ni madre y dejarle a ella sus méritos. El padre no la reconoció, pero la madre no fue mejor, la dejó abandonada en una estación de tren en una población cerca de la capital junto con su hermana. A partir de ese momento, aun sin saberlo, Emma toma las riendas de su vida.
La policía las recoge, las lleva a una institución religiosa donde la mayor ocupación era la de hacer bordados religiosos en lino y seda para las iglesia y el vaticano, y con ese dinero se sostenía el internado para niñas. Con este oficio aprendió el trabajo manual repetitivo y de calidad que más tarde la llevaría a las artes.
No aprendió a leer porque no lo necesitaba según ella y contaba en sus cartas “- Esta infancia transcurrió en un convento sin salir nunca. En un mundo de sueños, de abstracción, porque todo lo que sucedía fuera del convento se llamaba “el mundo”, como si estuviéramos en otro planeta. Naturalmente se desarrolló en nosotros una imaginación enorme, nuestra imaginación se volvió loca, incluso imaginamos que los árboles afuera eran de diferentes colores, que las personas tenían diferentes formas, y la ansiedad por lo que había afuera era tal que un día decidí escapar.”
Se escapó en uniforme y descalza, llegó a una estación de tren donde la empujaron a montar al primer tren que pasó y que la llevó a la ciudad de Bogotá. Allá encuentra trabajo en un hotel donde frecuentan muchos diplomáticos y “fue con esas personas que aprendió a leer”. Luego se quiso alejar de este país que la había hecho sufrir y se fue en “auto-stop” por Sudamérica; Ecuador; Perú, Chile, Argentina y como no podía ir más al sur, se quedó a vivir allá. Trabajando en una empresa de arquitectos, tuvo que ir a hacer compras a una galería donde vio una exposición y en ese momento decidió ser pintora…, oficio que nunca abandonó hasta su deceso, en Francia.
Luego vivió en Uruguay, Paraguay y allí se casó con una persona que no la quiso acompañar cuando ella obtuvo una beca de La Fondation Zaira Roncoroni para ir a estudiar pintura en Francia. En el barco que la llevaba a Francia conoció al médico Jean Perromat, que la cuidó durante el viaje porque se sentía mal y quien luego en Francia le consiguió un pequeño taller donde hacer sus pinturas y quien más tarde sería su esposo.
Con su beca se inscribió en la Escuela de Bellas Artes y luego de un tiempo el profesor André Lothe le recomendó de seguir su propio camino porque ella tenía talento. Así lo hizo y comenzó a frecuentar el mundo latinoamericano y cultural artístico frecuentó a Fernando Botero quien le prestó su taller en París para que trabajara. Trabajó con Diego Rivera en México. En Italia con Elsa Morante, Alberto Moravia, Enrico Pamprolini. A París; Darío Morales, Caballero, Cuartas, Cogollo, Barrera, Francisco Roca y Gloria Uribe, al escritor Manuel Mejía Vallejo, al arquitecto Dicken Castro. La UNESCO la encarga realizar una guía de alfabetización para América latina. Ella expuso en varias ciudades del planeta, parte de su colección está en el Musée d’Art et d’Archéologie du Périgord – Périgueux – Maap (perigueux-maap.fr). En el Museo La Tertulia de Cali Colombia, La biblioteca de Périgueux, Francia conserva un enorme mural hecho por Emma.
Al escritor Germán Arciniegas le envía cartas contándole parte de su vida, con lo cual él publica un libro “Memoria por correspondencia” después de la muerte de Emma.
Bogotá, 9 juillet 1919 – 12 juillet 2003, Bordeaux
“Sus primeros trabajos son a la vez ingenuos que se podrían llamar primitivos. Son realmente ingenuos cuando representa panoramas, espacios, plazas de mercado, en Montevideo en Uruguay o en Caacupé en Paraguay, o cuando la vemos en su pequeña cabaña en Montevideo a la orilla de la playa donde vivía”
Stéphanie Cottin
El Café Latino
Autor
“Las fotos se publican con la autorización de la asociación Emma Reyes que busca mantener su memoria y dar a conocer esta preciada obra”
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