©Ingrid Betancourt

Entrevista exclusiva de Román Gómez para El Café Latino desde la mirada de los latinoamericanos en Francia.

Román Gómez: Ingrid, la revista El Café Latino hace conocer la América Latina en Europa y en el mundo, por fuera del cliché conocido. Nuestra primera pregunta es sobre la educación y la identidad. En Francia, hace poco hubo un debate sobre la identidad francesa, aquí se preguntaban ¿qué es ser francés? ¿Crees que en Colombia deberíamos hacernos la misma pregunta? ¿Qué es ser colombiano?

Ingrid Betancourt: Yo creo que en Colombia se dan problemas identitarios muy profundos. Por un lado, está obviamente la diversidad cultural étnica, que de alguna manera es un proceso de negación del multiculturalismo de todos, es decir, como si uno pudiera segregar a los colombianos en paquetes según su identidad geográfica o el color de su piel y yo creo que esto es algo sobre lo que vamos a tener que trabajar mucho porque cuando uno habla de identidad colombiana habla de una identidad que está atomizada y fragmentada, y no solamente de un punto de vista de los orígenes históricos, de la genética, de esa capacidad que tengamos de reconocernos en el otro que parece diferente, sino, yo creo, que de una manera muy profunda.

También la esquizofrenia identitaria producto de la violencia, es decir, la incapacidad que tenemos de entendernos como seres que han sido víctimas de un proceso y que estamos o en la negación de la violencia, o en la valorización de la violencia como método de lucha social, entonces eso produce una esquizofrenia y eso produce también la polarización del país y eso produce la dificultad que tenemos los colombianos para trascender los conflictos históricos y podernos unir en torno a una visión de país que es la que todos compartimos, una visión de país en el inconsciente colectivo, un poco infantilizada si se quiere, es un país de las maravillas que no existen, pero también, es un país que al existir como anhelo en el corazón de los colombianos si puede ser uno de los factores de unión y de identidad.

Entonces yo creo que son muchos temas sobre los cuales hay que trabajar, uno de los instrumentos que tenemos que comenzar a utilizar es la educación en la población de la primera infancia de los 0 a 5 años, porque nos estamos dando cuenta que, ahí, por la falta de educación temprana, se está dando una segregación que implica una segregación de por vida. Es decir, primero, niños que no tienen acceso a una alimentación correcta porque o los sustentos o los subsidios alimenticios que se dan llegan alterados o simplemente se los roban. O sea, que hay niños en Colombia que por causa de la corrupción están perdiendo capacidades cognitivas, pero también, es la imposibilidad de mejorar y de integrar el entorno familiar a esta reflexión sobre el niño, son pequeñas personas que crecen sin los instrumentos del lenguaje para poder expresar sus emociones y esto lleva a la violencia familiar, es decir, que necesitamos realmente encontrar, no solamente los espacios, crearlos para que el niño pueda entrar en interacción social de manera positiva, donde el niño pueda encontrar su identidad, donde encuentre las palabras para demostrar y expresar lo que él siente, pero también libros. Colombia es un país que no lee, donde la lectura es un lujo, los niños no tienen libros, no hay quienes les lean por las noches. Entonces, esto crea discapacidades que obviamente por un lado afectan la cohesión social, pero también afectan nuestra posibilidad de enfrentar los retos del tercer milenio y una postura de reivindicación de nuestros orígenes, porque los desconocemos.

Las ideas de Ingrid Betancourt para Colombia

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RG: Hablando de nuestra historia; hace cien años un antropólogo alemán se llevó de contrabando más de 100 obras precolombinas de San Agustín para Alemania y desde entonces se encuentran en los sótanos del Museo de Antropología de Berlín. Investigando supimos que el gobierno hizo una petición a finales del 2021 que va por buen camino. Pero también hay otras obras como el tesoro Quimbaya en España, que España no quiere devolver y muchas otras obras de nuestro patrimonio que están fuera del país. ¿Qué medidas se deben tomar?

IB: Pues es una prioridad, pero no solamente desde el punto de vista de la exportación o la salida del territorio nacional de estos objetos, sino también de la privatización de estos objetos. Y es que las grandes colecciones de objetos precolombinos se encuentran en manos privadas y se han banalizado. Entonces, yo creo que esto va de la mano con la recuperación de una identidad que tiene que ver a todos los niveles. Es decir, la cultura Colombiana es una cultura a diferencia de otras culturas del continente que fueron arquitectónicas, la nuestra, la arquitectura es muy escasa, y de otras que fueron tan importantes en el territorio nacional son arquitecturas verbales, son pirámides de conocimiento, y ese conocimiento se plasmó en objetos cotidianos, es decir, en objetos sagrados, en objetos de rituales y estos objetos han venido siendo privatizado y esto nos ha quitado la capacidad de reflexionar en términos antropológicos sobre la riqueza de nuestros orígenes.

Tenemos que recuperar también, una de las políticas que vamos a desarrollar en mi gobierno de manera sistemática, queremos crear la universidad de las lenguas indígenas, porque, primero, las estamos perdiendo, segundo, cuando las estamos recuperando se da de manera casi que espontánea e informal y realmente aquí tenemos que comenzar a reflexionar sobre los instrumentos del lenguaje que son los nuestros y como se han mezclado de estas lenguas indígenas muchas veces no para empoderar el lenguaje indígena sino para ridiculizarlo, o deformarlo. Entonces, hay palabras como, por ejemplo, guache* que coloquialmente en el léxico colombiano implica una persona burda, vulgar, cuando guache es en el idioma muisca*, el guerrero. Y así hay otros ejemplos, por ejemplo, guaricha que es un término muy despreciativo en el lenguaje coloquial quiere decir bella mujer…

RG: Todo lo contrario…

IB: Todo lo contrario, en el lenguaje muisca. Entonces nosotros tenemos que comenzar a entender cómo hemos tratado de negar la existencia de estos idiomas, de estas lenguas con su riqueza, con su belleza, con su poesía para tratar de ridiculizarlo y de negarlo y al negar esos instrumentos del lenguaje estamos negando nuestra historia, nuestros orígenes, el respeto por lo que somos, yo creo que hay un gran trabajo que hay que hacer en Colombia , los colombianos vienen teniendo una visión de ellos mismos filtrado por un colonialismo que nos ha hecho mucho daño. Entonces, la belleza colombiana se filtra a través de parámetros de culturas que han llegado y que obviamente hacen parte hoy en día de nuestra realidad pero que son externas, y tenemos que volver a trabajar todo lo que es nuestro para sentir el orgullo de tener sangre de los pueblos indígenas en las venas nuestras, y eso es un trabajo que tenemos que hacer desde los niños, desde la manera en que nos miramos a nosotros mismos, la manera cómo juzgamos a los otros y la manera como sentimos que ser colombianos y lo que dijo Román hace un momento ¿qué es ser colombiano? ¿Cómo nos definimos? Es decir, cuando pensamos en ser colombianos ¿qué es? Y valorar, y si se quiere, engrandecer y magnificar aquellos componentes de nuestro carácter nacional que tenemos que reivindicar, por ejemplo, la solidaridad, por ejemplo, el sentido de la hospitalidad, el sentido de la familia, el sentido de la fiesta, que son cosas tan colombianas que tenemos que volver a empoderar porque son maneras de aglutinar la sociedad en torno a valores de alegría y de amor y no de violencia y aislamiento.

Las ideas de Ingrid Betancourt para Colombia

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Las ideas de Ingrid Betancourt para Colombia

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RG: Desde EL Café Latino defendemos el cultivo de la planta de Coca como lo ha sido desde la prehistoria; con este primer paso se harán bajar los precios y los campesinos y los indígenas que la cultivan obligados volverán a cultivar la tierra. Entendemos que usted propone la legalización de la cocaína ¿cómo se podrá hacerlo con la oposición que existe en el planeta?

IB: Bueno mire, yo creo que no se puede hablar de legalización como tal porque la legalización implicaría un mercado abierto y funcional de este tipo de drogas pero sí podemos hablar de despenalización, descriminalización del consumo porque hoy en día Colombia es un país consumidor de droga y se está viendo el desastre sobre nuestra juventud, nuestras comunidades, porque a través del micro expendio de estas drogas se infiltran todos los actos de delincuencia en esos hot spots de venta de estupefacientes para consumo individual donde recogen todas las delincuencias que hay en este momento en Colombia, desde el hurto de los celulares hasta los homicidios y los sicarios. Entonces, todo esto hay que desactivarlo. Ahora, para nosotros, lo que es fundamental es acabar con las rentas delictivas. Esas rentas delictivas para acabarlas tenemos dos soluciones; uno, ir tras ellas, es decir, con una vocación punitiva declarada, es decir, realmente quitarles a los negociantes de drogas aquello que justifica su negocio.

RG: No al de la coca sino al de la cocaína…

IB: Exacto, es decir, a aquellos de los laboratorios que tienen el expendio y la exportación de la cocaína. Entonces, hay que quitarles a ellos estas rentas, de manera que el negocio ya no sea rentable. Ese sería el primer punto, es una política de corto plazo. Pero en el mediano plazo, yo creo que el mundo se tiene que ir planteando la necesidad de acabar con el negocio de un tajo, porque ese negocio de la droga está financiando el tráfico de armas, la trata de blancas, el tráfico de órganos, es decir, todos los tráficos y todas las delincuencias y sobre todo todas las corrupciones, ese mismo tráfico es el que se ha infiltrado en la política colombiana y en el Estado de Colombia, son esos recursos los que permiten que lleguen personas haciendo fraude electoral para adueñarse del poder, de la democracia, para transformar las instituciones en una maquinaria de impunidad que los proteja a ellos en todas las acciones delictivas. Es llegar al corazón del negocio es proponerle a todo el continente, desde Canadá hasta la Patagonia, que podamos tener una política unificada, regional en contra de la actividad y del negocio como tal y lo más efectivo es despenalizar la droga, es decir, es quitarle el manejo del producto de manera que sea a través del Estado, que se le entregue a las personas con problemas de drogadicción de manera gratuita la droga, y cuando esto sucede, pues, inmediatamente se desinflan los precios del mercado y se permite entonces quitarle estas rentas que los hacen tan poderosos.

RG: Quisiera que habláramos de religión. Cuando uno vive en Francia se ve la diferencia con América latina, aquí uno no se da cuenta cuando es Semana Santa, porque es un país laico, pero en América latina y en Colombia las iglesias participan abiertamente en política. ¿Debería el Estado encargarse del cuerpo y las Iglesias del alma sin mezclar sus papeles?

IB: Bueno Román, yo pienso que, en eso, Colombia obviamente es un estado secular que de alguna manera puso en orden o rompió digamos los concordatos que se tenían desde el punto de vista del Estado con la iglesia católica en particular, es un estado que ya no está digamos legalmente supeditado a tener que consultar en normas o políticas con ninguna iglesia y eso es parte de lo que se lleva en la Constitución del 91. Ahora, una cosa es la secularización del Estado, otra cosa es la libertad que tienen los ciudadanos de expresarse políticamente e independientemente de sus convicciones religiosas o en razón de sus convicciones religiosas, es decir, como en todas las democracias, por ejemplo en Europa, la Democracia Cristiana que es un partido político que hoy está menos vigente pero que sí tuvieron un espacio en el siglo pasado y un liderazgo muy fuerte, esas son cosas que la democracia tiene  que reconocer y tiene que darle espacio, son maneras de expresión política que por la concepción religiosa que los une les da una interpretación de la realidad política específica en concordancia con sus creencias y esto es algo que hay que respetar, es parte de la expresión democrática y la libertad que tienen los colombianos y en cualquier país democrático eso se da. Y es parte del debate, es decir, creo que en eso es una ganancia, no creo que se vea algo que disminuye la democracia, sino que al contrario, la expande, y eso también tiene que ir de la mano con una visión muy tolerante de ese tipo de expresiones, obviamente las personas que se expresan a través de un filtro religioso pues se expresan una visión muy puntual del análisis de un  país, es decir, por ese filtro religioso que miran los debates políticos, pero ese debate también es importante tenerlo. Fíjate que en temas como, por ejemplo, la eutanasia, o el aborto, o en temas de pena de muerte o de tenencia o porte de armas es un debate que lo queramos o no siempre están mediados por una visión espiritual si se quiere de las relaciones humanas, entonces eso es algo que no se puede desconocer.

Las ideas de Ingrid Betancourt para Colombia

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RG: El proceso de paz es fundamental para Colombia. El actual proceso parece la repetición del proceso de paz que hubo con el Frente Nacional en 1956 cuando el gobierno conservador no quería gobernar con los liberales, pero se unieron para detener la arremetida de la guerrilla liberal y alternarse el poder, ese proceso logró una paz aparente y superficial ¿Cuál sería la idea de Ingrid Betancourt para mejorar el proceso de paz que estamos viviendo?

IB: Bueno hay mil cosas que se tienen que hacer puntualmente de protección de la vida de nuestros combatientes, de un fortalecimiento, etc. Pero, a mí me parece que el tema fundamental es el tema del origen de la guerra en Colombia, y el origen de la guerra en Colombia nace, se arraiga en el problema de la titulación de tierras.

Aquí tenemos un país donde la titulación de tierras está en manos del 0,1% de los colombianos, es decir, somos el país más desigual en términos del índice de Gini* en el aspecto que tienen posibilidad las personas de tener un título de tenencia sobre la tierra sobre la cual viven y en la cual explotan para su actividad de vida. De hecho cuando hablamos del conflicto armado en Colombia estamos hablando de una guerrilla que se adueña de unas tierras, de un paramilitarismo que se adueña de unas tierras, de unos políticos que se adueñan de tierras y todo esto con dos efectos dramáticos, empujar la frontera agrícola más allá de lo que necesitamos y, poner en riesgo el pulmón amazónico con hoy en día la deforestación que es parte de este cuadro dramático donde se reúne el tema narcotráfico con el tema de tenencia de la tierra y de la incapacidad del Estado de proteger a quienes trabajan la tierra en Colombia. Entonces, para mi ese es el primer problema que tenemos que entrar a solventar, es el problema como vamos a titularle la tierra a los que la trabajan dándole garantías de seguridad físicas, es decir, ahí en esas regiones, donde se dan los grandes conflictos, donde están operando las mafias, las licencias de las guerrillas, los paramilitares, esas zonas de conflicto son las zonas donde los colombianos necesitan que se dé la titulación de tierras. Y, por otro lado, necesitamos crear un espacio en la legalidad de la tenencia de la tierra, que son estos grandes latifundios improductivos donde podamos ponerle un impuesto a la improductividad de la tierra de manera a fomentar dos cosas, un, con la venta de estas tierras para distribuir la propiedad entre más colombianos, o, poner esas tierras a producir de manera clara, trabajo, ahí tenemos una manera que han tenido los grandes terratenientes de mantener su riqueza protegida de los cambios económicos y de la devaluación y la inflación, ha sido, simplemente, comprar tierra y dejarla dormir y eso a costa del desarrollo del país. Entonces, el tema de la tierra en Colombia, es el tema principal, es una de las razones por las cuales tenemos este agigantamiento de las metrópolis colombianas con unos cinturones de miseria que le cuestan muchísimo a la nación, porque, finalmente, no darle el derecho a tener la tierra a muchos campesinos colombianos implica tener después que atenderlos a un costo muy alto en términos de salud, educación y trabajo en sitios que no son los mejores para crear un espacio poblado, entonces, esas dinámicas hay que cambiarlas.

Tenemos que ofrecerles a los colombianos espacios de vida digna cerca de las metrópolis, o cerca de los sitios de producción agrícola, pero sí necesitamos empezar a trabajar sobre esa relación que se tiene entre el título y la propiedad y el trabajo y la productividad, porque, es que la verdad, mientras no tengas título tú no puedes tener acceso a crédito, no puedes tener acceso a poner a prosperar tu parcela de tierras, y al no hacerlo, pues quedas realmente como presa de las aves de rapiña que son todos aquellos que utilizan el desespero de los campesinos colombianos para reclutarlos para la guerra.

RG: Ingrid Betancourt, te agradecemos mucho el tiempo dedicado a los lectores de El Café Latino. Podrías decirles algunas palabras a los latinoamericanos que viven en Francia.

IB: Bueno, a los latinoamericanos que están viviendo en Francia decirles que América Latina vive en sus corazones en el continente europeo que ustedes son nuestros embajadores, son nuestra presencia y son también la posibilidad de que creemos un mundo mejor, un mundo donde podamos defender la solidaridad del género humano independientemente donde nos encontremos, donde el sufrimiento de un ser humano en cualquier lugar, en cualquier ciudad en cualquier localidad del mundo implique para nosotros un compromiso.

*RAE: Grupo de lenguas amerindias del noroeste de América del Sur y zonas de América Central, entre las que destacan el cuna, el yanomami y el guaimí.
*Índice de Gini: es una medida estadística que permite dar cuenta de la distribución de una variable (salario, renta, riqueza) dentro de una población. Mide el nivel de desigualdad en la distribución de una variable en la población. Fue desarrollado por el estadístico italiano Corrado Gini.

Las ideas de Ingrid Betancourt para Colombia

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Roman Gómez

Roman Gómez

Autor del artículo

Director editorial de El Cafe Latino