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La música típica de Latinoamérica se caracteriza por su gran variedad que ahonda en el alma de los latinos por las reminiscencias que despierta.
Indiscutiblemente el tango, con más de un siglo de historia y tradición, ha sido, es y seguirá siendo, dentro de la llamada música popular o folclórica, un género que se distingue por la belleza de su música y la elegancia de su danza.
Historia del tango
Tanto por los compositores e intérpretes instrumentales, como por sus inspirados cantantes —lo cual incide naturalmente en los eternos oyentes— el tango es una fuente de particular recepción por parte del mundillo bohemio. Bien recibido por unos, criticado por otros, el tango es el rey universal. Es una danza americana de procedencia africana, parecida a la habanera. La palabra tango es de origen incierto, quizá onomatopéyico. En los barrios porteños de Buenos Aires se desarrollaron unas modalidades y tendencias del tango, con características especiales, que evolucionaron después de la primera Guerra Mundial. Luego se extendió por todo el mundo como baile de salón. La contradanza cubana también tiene su influencia en el género.
El tango no siempre fue bien visto por algunas capas sociales. A pesar de que se difundió con gran éxito en los salones de baile de Europa y Norteamérica, causó la indignación de las autoridades religiosas por el carácter erótico de sus movimientos. Muchas melodías tangueras de antaño no han decaído y, por el contrario, siguen campantes en todo su esplendor. Tangos tan conocidos como Percal, Cuartito azul, Caminito, A media luz, Uno, La cumparsita, no han perdido vigencia. De este último se conocen innumerables versiones. Y es el tango por excelencia. Se dice que su origen fue una marcha universitaria… En cuanto a los intérpretes en general de la llamada canción ciudadana, son legendarias las orquestas típicas de Francisco Canaro, Enrique Rodríguez, Alfredo de Angelis, José García, Rodolfo Biagi, Miguel Caló, Héctor Varela, Aníbal Troilo, Domingo Federico, Edgardo Donato y otros.
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Quiero resaltar el auge que tiene entre nosotros el tango, más auténtico que mucha de la música que se oye actualmente, aunque aquél no sea de aceptación en ciertos sectores, quizá porque no lo conocen, es decir, no vibran con su aire. Para empezar, ellos podrían escuchar: El tango de la rosa; Tango azul; El escondite de Hernando; Jalousie ; Puzta; Cabecita; El choclo; El amanecer; Danzarín; Nocturna, La trampera; Derecho viejo; Inspiración;Taquito militar; El amanecer; Dibujos, etc.
La música popular es cada vez menos rica tanto en creación, como en expresión. Y ello ocurre a su vez con el tango, que ha adquirido otra faz desde hace mucho, merced a sus hacedores modernos, pero ese es otro tema. Respetando la línea de los evolucionistas del tango, podría decirse que hacen falta compositores de genio que tomen los ritmos, melodías y armonías de este género, para hacer obras sinfónicas y de cámara que resalta la profundidad de su contenido.
Es notable que a Borges no le gustaba el tango sino la milonga. No soportaba a Gardel, pues le parecía “un personaje que de alguna manera violenta el tango”. El escritor argentino “no era una persona que se sentase a escuchar música. No le gustaba Beethoven, por ejemplo, pues decía que era mucho ruido… Chopin tampoco: era muy sentimental…”, dijo su viuda. Increíble, pero cierto. ¿Qué diría de Mozart?
Oscar Aguirre Gómez
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