© Robin Noguier – Salar de Uyuni, Bolivia
Bolivia, un país situado en el corazón de Sudamérica, posee una rica historia y una diversidad natural única. Durante el periodo colonial, Bolivia no existía como nación independiente; en su lugar, se conocía como el Alto Perú y estaba bajo la jurisdicción de la Real Audiencia de Charcas. Esta entidad formaba parte del vasto Imperio Español. Tras la independencia, los líderes de la recién formada nación decidieron honrar al libertador Simón Bolívar, quien había sido instrumental en la lucha contra las fuerzas realistas, bautizando el país con su apellido. Así, el nombre evolucionó de Bolívar a Bolivia.
El territorio de Bolivia abarca aproximadamente 1.098.000 km², lo que la hace comparable en tamaño a naciones como Etiopía o Mauritania. Estratégicamente ubicada en el centro geográfico de América del Sur, comparte fronteras con Brasil al norte y este, Perú y Chile al oeste, y Argentina y Paraguay al sur.
Uno de los aspectos más destacados de Bolivia en la actualidad es su pertenencia al «Triángulo del Litio», una región que abarca Bolivia, Argentina y Chile, y que contiene los mayores depósitos de litio del planeta. Entre los salares más importantes de Bolivia se encuentran el Salar de Coipasa y el famoso Salar de Uyuni, que no solo contribuyen al potencial económico del país, sino que también son fundamentales para la industria tecnológica global, debido a su uso en la calibración de satélites y en la producción de baterías.

© Jheison Huerta, Astro-Fotógrafo – Observación de las estrellas en Bolivia
En términos históricos, Bolivia fue una región clave durante la época colonial debido a la Villa Imperial de Potosí, una de las ciudades más ricas e influyentes del mundo en el siglo XVI. Las minas de plata de Potosí eran tan valiosas que su producción abasteció a gran parte del imperio español. De hecho, la expresión «vale un Potosí», que significa algo de gran valor, fue acuñada en esa época y es mencionada por Miguel de Cervantes en su obra «Don Quijote de la Mancha».
La historia prehispánica de Bolivia es igualmente rica, con una sucesión de culturas y civilizaciones que dejaron huellas indelebles en el territorio. Entre ellas destacan la cultura Wankarani, Chiripa, Tiahuanaco, así como los señoríos aymaras y el imperio incaico, que precedieron al dominio español. Tras la independencia en 1825, Bolivia atravesó múltiples conflictos, entre ellos la Guerra del Pacífico (1879), en la que perdió su acceso al oceano Pacífico.
Sin embargo, Bolivia conserva ventajas estratégicas a pesar de ser uno de los dos únicos países de Sudamérica sin litoral. A través de acuerdos internacionales, tiene acceso a puertos chilenos en Arica y Antofagasta, y también cuenta con un enclave en la costa peruana conocido como la playa de Ilo. Además, Bolivia dispone de hidrovías que la conectan con el río de la Plata, lo que facilita su comercio exterior.
En el siglo XX, Bolivia fue un actor clave en la producción de estaño. Durante la Segunda Guerra Mundial, el país fue uno de los principales proveedores de este mineral, lo que resultó crucial para los esfuerzos bélicos de los Aliados. Este auge económico estuvo controlado por los llamados «Barones del Estaño», figuras como Simón Iturri Patiño, Moritz Hochschild y Carlos Víctor Aramayo, quienes tuvieron una gran influencia en la economía mundial hasta la Revolución Nacional de 1952.

© Julie Caron – Lago Titicaca
La geografía boliviana es igualmente impresionante. El país cuenta con el lago Titicaca, que comparte con Perú. Este es el lago navegable más alto del mundo y el más extenso de América Latina. A lo largo de su historia, ha sido un centro religioso y cultural para las civilizaciones andinas. Además, Bolivia alberga la mayor concentración de huellas de dinosaurios en el mundo en el sitio de Cal Orcko, cerca de Sucre, con más de 5.000 huellas pertenecientes a diversas especies.
En cuanto a su estructura política, Bolivia es uno de los pocos países con una doble capitalidad: Sucre es la capital constitucional y sede del poder judicial, mientras que La Paz es la sede del gobierno y de los poderes ejecutivo y legislativo. La Paz, a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar, es la ciudad de mayor altitud que alberga un gobierno en el mundo.
Bolivia también se destaca por su megadiversidad. A pesar de no tener acceso al mar, es uno de los países más biodiversos del planeta. Desde los bosques amazónicos hasta el altiplano andino, Bolivia es hogar de una fauna diversa, que incluye especies emblemáticas como el jaguar, el cóndor andino y el oso de anteojos.

© PytyCzech – Cholita caminando en una calle El Alto
A nivel social, Bolivia es un país diverso étnicamente, con una mayoría de población mestiza e indígena. Los grupos indígenas más grandes son los quechuas, aymaras, chiquitanos y guaraníes. Esta diversidad se refleja en la riqueza cultural del país, desde su música hasta su vestimenta tradicional, como la de las cholitas, que simbolizan la identidad cultural mestiza de la región andina.
La religión tiene un papel importante en la sociedad boliviana. Más del 90% de la población es cristiana, predominantemente católica, aunque el protestantismo ha ganado terreno en las últimas décadas. En cuanto a su patrimonio arquitectónico y artístico, Bolivia destaca por sus misiones jesuíticas, especialmente en la región oriental, donde la influencia de los jesuitas aún se percibe en la música sacra y en la arquitectura.
Finalmente, el país posee una variedad de climas que van desde el calor tropical de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, que es el motor económico del país, hasta los fríos extremos del altiplano. Esta diversidad geográfica y climática convierte a Bolivia en un país de contrastes, tanto en su naturaleza como en su cultura.

Hugo Bernamonti