Toda una vida 

Toda una vida, estaría contigo,
No me importa en qué forma, ni donde, ni como,
Pero junto a ti

La letra de Toda una vida, de Chavela Vargas, es una representación adecuada de su esencia musical : un lirismo amoroso, sencillo, y admirablemente servido por la ronca pureza de su voz y los acordes de su guitarra. Niña menospreciada, Chavela nació en una zona rural de Costa Rica y decidió huir a México lo antes posible. México, y especialmente su capital, era entonces el centro cultural de América Latina, en gran parte gracias a su cine floreciente.

Inició su primera vida artística en los cabarets de la Ciudad de México, cantando los temas y adoptando el folclor de la canción ranchera* mientras iba subvirtiéndolos. Escandalizó al público, subiendo al escenario en pantalones (lo que era impensable para una mujer en el México de los 40 y 50) para cantar textos escritos por hombres, para ser cantados por hombres. Así habla a la Macorina, personaje de una de sus canciones más famosas:

Macorina

Ponme la mano aquí, Macorina,
Ponme la mano aquí

Depende de quién escucha imaginar qué significa este “aquí” …

El alcohol es el otro gran tema de la canción ranchera, como se puede oír en el famoso tema « El último trago ». Este vicio tocó tanto a Chavela como a su compositor y amigo cercano, José Alfredo Jimenez (compositor de Amanecí en tus brazos, por ejemplo). Jimenez murió a los 47 años de cirrosis, y Chavela, quien se jactaba de haber bebido 45.000 litros de tequila en su vida, descendió lentamente a los infiernos. Desapareció del ojo público durante unos quince años, periodo durante el cual muchos la creyeron muerta.

Sin embargo, una mezcla de suerte y de energía la llevó a una resurrección artística, casi a los setenta años. Su música fue redescubierta, ella se hizo amiga de Almodóvar y cruzó el océano para vivir en Madrid. Reanudó los conciertos -el último tuvo lugar tres semanas antes de su muerte, cuando tenía 93 años- y cantó para bandas sonoras, en películas de Almodóvar o del mexicano Iñarritu.

Con más de 80 años, dio una entrevista en la cual expresó su orgullo de ser lesbiana, sin callar las dificultades que le había planteado en su carrera : las puertas cerradas, los cabarets que rechazaron sus conciertos …  La entrevista aportó una parte del material del documental Chavela, estrenado en 2017. Esta confesión consagró su condición de icono lesbiana, destacándose por su estilo calculado, jugando con los códigos de la androginia. Bien se nota en esta fotografía :

Chavela Vargas

Dejaremos a Chavela la palabra final. En el espectacular tema No soy de aquí, no soy de allá, ella celebra la libertad, la felicidad de vivir y de seducir : no podemos soñar con un mejor retrato para esta cantante.

No soy de aquí no soy de allá

Me gusta el sol, y la mujer cuando llora,
Las golondrinas y las malas señoras,
Saltar balcones y abrir las ventanas,

* La canción ranchera, como lo indica su nombre, está ligada a los ranchos y a la vida rural en el México del siglo XIX. Suele evocar el amor infeliz, y las tragedias que trae.