Créditos : Jose Henriquez
La historia de la salsa : la primera parte está basada en los directores del documental Salsa en París, Octavio Cadavid y Mercedes Mancera.
Conciencia latina ? “Agúzate que nos están tirando”
En 1979, Pierre Goldman y Jean-Luc Fraisse, patrones de la Chapelle des Lombards, lugar mítico de la salsa en París, se asocian para traer un joven cantante panameño, Camilo Azuquita. El encuentro con Azuquita se dio en 1977 en el concierto del Chapiteau de Pantin en la Puerta de Pantin. Esa noche, todos vieron a Cheo Feliciano y la famosa Típica 73. Rémy Kolpa Kopoul, redactor de Radio Nova, asistía al concierto con su amigo Pierre Goldman. Rémy le susurró al oído “mira el cantante que está al lado izquierdo de Cheo Feliciano, se llama Camilo Azuquita y suena fuerte en New York. Observa el tumbao y sabrosura de movimiento que tiene ese mulato y la voz aguajera del salsero de verdad, ese es el joven carismático que necesitamos para lanzar la SALSA en París“.
En septiembre de 1979, Azuquita llega a París, como los grandes salseros, vestido de elegante traje blanco y de su característico sombrero panamá. Se instala en la Chapelle des Lombards, una cava medieval de la familia Fraisse. Ya en ese tiempo el Jazz y la música Antillana de Henri Guedon hacían bailar a los pocos conocedores de la salsa. En la Chapelle, Azuquita se rodea de los mejores músicos que tocaban entonces en la Escala, en su gran mayoría antillanos y cubanos. Jean-Luc y sus amigos organizaron el primer gran concierto en la sala Wagram, en cabeza de afiche Camilo Azuquita y Henri Guedon. Esa primera noche de salsa fue un éxito total “esperábamos 500 personas y llegaron 5000”.
Alfredo de la Fe y Celia Cruz – Créditos : Jose Henriquez
Algunos grupos se formaron dirigidos todos por emigrantes latinos: Los Maniseros, La Charanga Nueva de Alfredo Cutufla, con su cantante Charuto de Argentina, El Cuchi y su orquesta Aguacate, Mauricio Smith, Alfredo de la Fe. Para su primera gran gira europea en los años 80, Camilo Azuquita invitó al pianista Cubano proveniente de New York, Alfredo Rodríguez. Tocaron en el Olympia, en la sala Wagram, en Barcelona, en Toulouse etc…
Jean-Luc preocupado pensaba que el logro musical de la salsa en Paris fuera pasajero, como un efecto de moda. Algunos medios como Le Monde, Radio Nova, Libération, Actuel, tomaron el relevo, publicando artículos de prensa y en la radio. París era el paso obligatorio de los grupos cubanos hacia los países del este y muchos se quedaban en París para tocar. Los Van Van de Juan Formell, la Orquesta Aragón, Son Catorce, Ritmo Oriental, fueron orquesta de paso que pusieron su granito de arena en la ciudad luz.
Octavio Cadavid et le foud de la salsa – Créditos : Jose Henriquez
“El recibimiento de mi música en París, dijo Azuquita, fue algo apoteósico. No me imaginaba que mi música se conociera aquí: el Poeta lloró, un Beso en la vida, la Botija de abuelita que había grabado con Luis Ramírez y la Típica 73, Aguacero de Mayo con Cortijo, cosas que el público me pedía. Eso me fue dando confianza, inclusive cuando llegó Mongo Santamaría. Vino a verme cantar y me dijo Azuquita si tú te vas de aquí estás loco, mira este público. En semana, no se podía ni caminar. Yo me cambiaba de camisa cinco veces por noche, tú sabes como yo me muevo en la escena. Eso me dio confianza y me dije, que va me quedo aquí, mira este público está loco por la salsa.”
Por los años 79, llegaron a París estudiantes de todos los países de América latina. París ha sido siempre un centro mítico de la cultura. Vivir una parte de la vida en sus pequeñas calles laberínticas, era una experiencia inolvidable, era sentir y participar de la bohemia, era dejarse embriagar por la suave cadencia del río Sena. Allí, donde la huella de nuestros grandes escritores, poetas, pintores, soñadores y vagabundos dejaron historia en el transcurso del tiempo infinito.
Alfredo Rodriguez – Créditos : Jose Henriquez
Los pioneros
Fue en las maletas de los viajeros latinos que llegó la salsa a París. La primera generación de 1979 al 1985 fueron sus pioneros. Jhon Jairo Velez y su “Sonido Bestial”, nombre tomado de un tema de Ricardo Ray fue uno de los primeros organizadores de fiestas de salsa. Llegó a tener más de 4.000 vinilos y fue un conocedor sensible de la salsa de Puerto Rico. Holber Chávez “El Diferente” estudiante de cine, filmada en súper 8. Sus imágenes las pasaban en plena noche de rumba. Mario Gamboa y Víctor Pedraza con su famoso “Tren Latino” marcaron los años 80. Eran los dj ‘s de moda por la mezcla sabrosa y la escogencia sensible del famoso golpe. Luis Rosicht “Latinos sin Fronteras”, de origen Dominicano, impuso el Merengue y sus ritmos antillanos. Homero Manso Cardozo y su “Fiesta latina” fue de los pioneros en presentar los grandes grupos de salsa. Octavio Cadavid y Mercedes Mancera, “Pachito eché” retomaron la batuta salsera al desaparecer “Sonido Bestial” y “El Tren Latino”. Sus fiestas se reconocían por vincular los grupos musicales y el espectáculo de bailarines. José “El Loco de la Salsa” fue un personaje aparte de esta música latina. Francés de origen español, en una noche de fiesta, se volvió loco por la salsa y decidió consagrar su vida a divulgar en Europa esta maravillosa música. Hizo famosa una programación en Radio TSF “Salsa Manía” que pasaba todos los domingos por la tarde. Llegó a tener más de 5.000 discos de vinilo.
Estos estudiantes de la década del 80, generarían un movimiento salsero con fiestas y conciertos, brindándole al público Europeo su cultura y su alegría de vivir. Al inicio fueron fiestas cosmopolitas donde el intercambio cultural y rumbero género encuentros, noviazgos y matrimonios mixtos.
La fiesta Latina con sus orquestas y su música en vinilo iniciaron el camino imaginado por Pierre Goldman, Rémy Kolpa Kopoul, Jean-Luc Fraisse y todos los latinos coleccionistas y melómanos de la salsa brava.
“El que se fue no hace falta, hace falta el que vendrá, en las cosas de la vida unos vienen y otros van, a mí no me importas tú, ni miles como tú, yo sigo siempre en el goce, el del ritmo no eras tú. “ El que se fue no hace falta de Tito Rodriguez
Camilo Azuquita – Créditos : Jose Henriquez
Octavio Cadavid et Mercedes Mancera
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