© Camila Bustamante
Los colibríes eran considerados en tiempos prehispánicos por los indígenas, mensajeros de los dioses. Hoy en día por su rol en ecosistemas tropicales son centinelas de la biodiversidad. Muchas especies de colibríes se encuentran en riesgo de extinción en los años venideros.
Los ecosistemas son las únicas barreras que nos alejan del mundo animal. Esos lugares de vida en los cuales miles de especies vegetales y animales conviven en un delicado equilibrio, en donde la cadena alimentaria y una fuerte capacidad de adaptación y evolución hacen posible la vida, desde hace milenios. Sin esas barreras naturales, todos los patógenos que afectan especies de bosques tropicales por ejemplo, saltan y mutan, contagiando a los humanos. El Covid 19 y otras familias de virus nos demuestran cada vez más esta realidad.
En Colombia se encuentran 1/5 de las especies de colibríes del mundo (165 sobre las 343 halladas) esta familia de aves sólo existe en América. La geografía colombiana es el hogar ideal para los pájaros, Colombia es el país del mundo con más especies (1934). En la Sierra Nevada de Santa Marta, que no hace parte de la cordillera de los Andes como se puede considerar, sino de un extraño ecosistema, único en el mundo que mezcla la selva, el mar y la montaña, existe el “Campylopterus phainopeplus” o más conocido como colibrí de pico de sable. Solo se le pudo estudiar en dos ocasiones, en 1946 cuando fue descubierto y en 2010 cuando milagrosamente volvió a ser visto, a pesar de que su ecosistema esté totalmente fragilizado por las actividades humanas (minería, uso de pesticidas, corte de bosques, agricultura intensiva) y se le creyó extinto.
© National Geographic en español
En la sierra nevada donde viven taironas, koguis, wiwas, arhuacos, pueblos indígenas que resistieron a la opresión y al yugo colonial alejándose de las ciudades fundadas por los españoles. Es en esa Sierra en donde este colibrí escogió para vivir. Solo se le ha visto ahí, alejado de todo, en la reserva el Dorado principalmente.
Así como estas comunidades indígenas se alejaron de la civilización de espada y de la fe, los pájaros huyen también y masivamente de grandes asentamientos humanos que prosperan explotando y reduciendo espacios naturales. Una especie que se extingue, es señal que un ecosistema está al borde del colapso.
Cuando un pajarero descubrió en 2010 por su canto este colibrí que se creía extinto, su asombro le hizo pensar que se trataba de un fantasma. Las aves se cuentan y clasifican en el evento mundial más famoso de amateurs de aves, el Ebird. Colombia siempre es campeón. Por sus dificultades de sociedad como el narcotráfico, en Colombia se reduce año tras año, ecosistemas vitales para los colibríes y demás especies animales. El principal rol de los colibríes es el de polinizar ciertas familias de flores, que a su vez alimentan a otras aves e insectos.
Que angustiante debe ser para los colibríes que siempre lo han tenido todo en sus hábitats naturales, no encontrar comida, y un ser que gasta tanta energía en su labor de polinizador pueda sufrir de la escasez. Para las aves más pequeñas del mundo, las que aletean sus alas 60 veces por segundo, la cantidad de néctar a consumir por día es importante. Sus cortas vidas que van de 1 a 5 años, nos muestra lo hermosa y frágil que es la naturaleza. Los colibríes también se alimentan de insectos que atrapan en pleno vuelo. Durante la época de sequía de febrero a mayo bajan a alturas entre los 1200 y 1800 metros sobre el nivel del mar para alimentarse. De junio a septiembre viven en alturas de páramo entre los 3200 y los 4800 metros. Estos ecosistemas en los que hay alimentos en esas temporadas del año se han vuelto hostiles, porque hay otras especies que vienen a buscar lo mismo que ellos. Los recursos son limitados. Por lo que cansados y débiles mueren, sin reproducirse lo suficiente rápido para perpetuar la especie.
© Banco de la República de Colombia
A los colibríes les gusta el néctar de la flor de la planta del banano, es ahí donde se les ven, pero el uso masivo de productos químicos para mayor producción les envenena.
El colibrí de pico de sable se ha ganado un lugar en el imaginario popular, que le ha vuelto por su rareza el rey de los colibríes. Para que un ecosistema se recupere hablamos de décadas. La pérdida de esta especie tan rara en el mundo, sería una tragedia ambiental. Tragedia porque son especies buscadas por especialistas en aves, que le siguen el paso también a la codorniz del himalaya y a la cometa cubana, aves cuya evolución ha sido atípica en la historia de la biología. En el caso del colibrí de pico de sable es el tamaño de su pico curvo y negro que le hace único, su color de plumas verde esmeralda intenso con garganta de color azul brillante, le hace irresistible.
El cambio climático llega a una velocidad tal, que incluso en ecosistemas tropicales los cantos de muchas aves desaparecen cada año y con él, su importante rol que nadie puede reemplazar. Esta es una advertencia que nos da la naturaleza que ha visto tantas especies aparecer y desaparecer desde hace millones de años. Debemos decirnos que, una especie que desaparece nos acerca a nosotros también a la desaparición. Todo en la naturaleza está conectado y todos cumplimos un rol que solo nosotros podemos hacer.
Juan Duputel
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