Créditos:  Instituto Nacional de Antropología e Historia

En la cuna del maíz, paisanos y científicos defienden las variedades autóctonas.

Maíz autóctono en México

En el estado de Oaxaca, al sur de México, los paisanos cultivan maíz desde hace 7000 años. En esta zona, la alimentación está en gran parte basada en el maíz autóctono. Pero se encuentra en situación de peligro: crisis económica, calentamiento global, contaminación por organismos genéticamente modificados… Frente a estas amenazas; paisanos, científicos y artistas defienden sus raíces, y luchan por salvar al maíz criollo. 

Con gestos rápidos, el hombre saca de los tallos que lo rodean algunas hojas verdes, y empieza a abrirlas. En sus manos, la mazorca, de delicados colores azul y amarillo, brilla en la luz. Detrás del campesino, los valles fértiles de la Sierra Juárez, Estado de Oaxaca, se extienden hasta el horizonte.

El maís, consumido en México por más de 7.000 años, trata de conservar su pureza

Créditos: Julian Hochgesang

Aldo González, 44 años, es cultivador de maíz en el pequeño pueblo de Guelatao, a 1700 metros de altura, y líder de la comunidad Zapoteca, una de las más importantes del país: “Miren este elote, o mazorca. Es única  en el mundo. Mi familia la cultiva desde hace generaciones. Para nosotros, pueblos de Mesoamérica, el maíz es nuestra sangre, la raíz que nos une a la tierra”. Para los Zapotecas, como para las otras 15 comunidades autóctonas del Estado de Oaxaca, el maíz es inseparable de la cultura, de la historia, y, por supuesto, de la cocina. Está presente en estatuas de divinidades de la época prehispánica. Y se come, hoy en día, de una infinidad de maneras: tortilla (base de la alimentación mexicana), tamales, tacos, totopos, empanadas, etc.

El maís, consumido en México por más de 7.000 años, trata de conservar su pureza

El cultivo del maíz

Es que el cultivo de esta gramínea, que constituye hoy en día el cereal con mayor volumen de producción en el mundo, superando el trigo y el arroz, nació aquí, en los valles centrales de Oaxaca. Arqueólogos descubrieron en las cuevas del Valle de Tehuacán, en el Norte del Estado, mazorcas primitivas y quemadas, de 7000 años de antigüedad. Los hombres empezaron a seleccionar todos los años las mejores variedades del antepasado salvaje del maíz: el teosintle. Así nacieron después de largos años de mejoramiento, las primeras variedades del maíz…

El resultado de esta acción milenaria del hombre sobre el vegetal consiste en la existencia en los valles de Oaxaca de 1500 variedades de maíces autóctonos, o criollos, que pertenecen a 35 especies. Mazorcas y granos de todos tamaños, formas y colores, del amarillo al blanco, del azul al negro o al rojo, y, incluido, mezclas de todos los colores en un solo elote… Se trata de una diversidad genética única en el mundo.

El maís, consumido en México por más de 7.000 años, trata de conservar su pureza

Créditos: Aaron Burden

Salvar el maíz en peligro

Lamentablemente, este patrimonio de la humanidad está bajo varias amenazas. “El modelo económico y de mercado que el Occidente quiere imponer al resto del mundo constituye la principal amenaza”, explica el agrónomo Amado Ramírez. Los paisanos de Oaxaca, que cultivan para su autoconsumo, no están preparados para las fluctuaciones de precios, la especulación internacional sobre los granos. Otro drama es la pobreza, que obliga a los paisanos a emigrar a Estados Unidos, dejando sus parcelas y perdiendo las variedades que cultivaban. Por fin, los cambios climáticos constituyen otra amenaza, que condenan algunas variedades que no resisten a las aumentaciones de precipitaciones observadas en los valles altos”. Última amenaza: la presencia de transgénicos en parcelas de maíces autóctonos de la Zona de Oaxaca, comprobada por un reciente estudio, publicado en febrero de 2008 en la revista Molecular Ecology, que demuestra que el 1% de las 2000 muestras fueron contaminadas por transgénicos. La más importante y preocupante conclusión del estudio fue, según sus autores, la rápida dispersión, y a larga distancia, de los transgenes, de sembradíos donde hay transgénicos a otros donde no existen.

El maís, consumido en México por más de 7.000 años, trata de conservar su pureza

Créditos: Markus Winkler

Frente a estas amenazas, paisanos, científicos y artistas de Oaxaca decidieron defender sus raíces más profundas y salvar al maíz criollo. Esta lucha toma varios aspectos. Por ejemplo, en la Sierra Juárez, el líder zapoteco Aldo González visita, con sus compañeros, a paisanos de pueblitos perdidos en la montaña, como el de Luvina, a 2000 metros de altura. En estos rincones de las sierras húmedas, organiza charlas para concientizar a las comunidades sobre la importancia de preservar y proteger los maíces criollos, y evitar plantar semillas compradas en tiendas que posiblemente puedan ser contaminadas por transgénicos

Otra cara de esta movilización se desarrolla en varias parcelas del pueblo de San Pablo, a 30 km al Oeste de Oaxaca. Estamos en territorio de la comunidad Huitzo, y el hombre que cuenta la experiencia se llama Manuel Torres: “Sembramos aquí 18 variedades de maíz criollo, seleccionados por miembros de 18 comunidades, por sus cualidades en término de gusto, de consistencia para preparar la tortilla, o su belleza y colores. Mejoramos estas variedades año tras año, para que los paisanos de todas las comunidades las puedan compartir, trayendo las semillas a sus parcelas”. 

Agrónomos y paisanos no son los únicos en defender al maíz criollo. En el ámbito del proyecto “Mamaz” (Mujeres Artistas y el Maíz), mujeres artistas de Oaxaca realizan obras y objetos que venden, y exponen en una muestra itinerante, para informar sobre los peligros que amenazan al maíz. “Nos consideramos una vanguardia, y nuestro papel es alertar a la sociedad sobre la importancia del patrimonio biológico y cultural que constituye el maíz”, cuenta la fotógrafa Edith Morales, que pertenece a la comunidad mazateca.

El maís, consumido en México por más de 7.000 años, trata de conservar su pureza

Créditos: Nandhu Kumar

¿Podrán estos esfuerzos y movilizaciones salvar el maíz autóctono, y permitir que los paisanos mexicanos logren la autosuficiencia alimentaria? ¿O está condenado a desaparecer este modo productivo antiguo frente a la globalización, y con él las variedades de maíces autóctonos que generó a lo largo de los años?   “¡Imposible!, contesta el líder zapoteco Aldo González con su voz grave, porque un pueblo sin maíz es un pueblo muerto. Por eso, no vamos a permitir que le quiten su esencia, que lo maten, que nos maten“.

El maís, consumido en México por más de 7.000 años, trata de conservar su pureza

Créditos : Lorenzo Zunino

Pedro Lima

Pedro Lima

Periodista científico

Para la revista científica mensual : Muy Interesante Argentina