El 21 de marzo pasado en el marco del Babel XP en Marsella pudimos entrevistar a José Ríos, director del Festival Petronio Álvarez en Cali. La entrevista se realizó antes de la última edición que se hizo pocos días antes de escribir este artículo, del 13 al 18 de agosto de 2025. Este festival representa la expresión cultural y festiva afro-descendiente más importante del continente suramericano donde se convoca a todas las expresiones musicales y culturales de la región Pacífica colombiana. 

Se asienta en Cali en el 1996, luego de una ola de migración interna forzada por el conflicto colombiano en las regiones circundantes a Cali. Cali es una ciudad forjada por múltiples identidades, pero anclada en la cultura afro-descendiente: es la segunda ciudad latinoamericana con mayor población afro. Eso se debe en parte a la llegada de poblaciones del Pacifico originada en el conflicto colombiano a partir de los 80, y los desplazamientos forzados.

La idea de crear este festival nace de la mente de Germán Patiño en los años 1990, quien era gerente de cultura del Valle del Cauca. El contexto de Cali en esos años estaba atravesado como lo afirma José Patiño por « unas diferencias sociales y unas diferencias raciales muy marcadas, había una discriminación muy marcada ». La idea inicial era trascender las desigualdades y discriminaciones, y « que los mestizos de Colombia conocieran las tradiciones y las manifestaciones del pueblo afro en Colombia. »

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A lo largo de las casi tres décadas, no solo se genera un escenario para las músicas del Pacífico sino que se abre una ventana sobre todo el espectro de la cultura afro-pacífica, como la gastronomía, los vestidos, los peinados y turbantes, y poniendo énfasis en la bebida ancestral y medicinal, el viche. Con un propósito principal, la transmisión: « la idea es preservar las músicas tradicionales afro, pero también todas nuestras tradiciones, todas nuestras costumbres afro, pasarlas de una generación a la siguiente, (…) hacer esa transferencia de conocimientos, no dejar que nuestras tradiciones desaparezcan ».

El « Petronio » como es conocido ahora, tiene un prontuario impresionante. En la edición 2024 el festival acoge 400 mil personas en los cinco días del festival, y este año se duplica esta cifra, con una ocupación hotelera de más de 80%. Es el escenario para 2000 artistas, 70 y 80 agrupaciones musicales que se presentan en cinco tarimas, una tarima principal y cuatro tarimas alternas, y centenas de emprendimientos gastronómicos y artesanales. Además, « se invierten 4 millones de dólares, pero la ciudad recibe por esa inversión de 4 millones de dólares, algo así como 16 millones de dólares ». 

Por otro lado, el Petronio participa de una dinámica de globalización de las músicas tradicionales del Pacífico colombiano que se ve reflejado en la asistencia de visitantes extranjeros, evaluado al 10% del total de los festivaleros. Pero, más allá de las cifras, es un evento popular, totalmente gratis que hace vibrar toda la ciudad de Cali durante cinco días. El festival constituye también un certamen para todas las agrupaciones presentes: « se basa en las declaratorias de patrimonio inmaterial de la humanidad que ha declarado la UNESCO en el Pacífico Colombiano ». Las categorías musicales presentes en el Petronio son: la marimba y los cantos tradicionales, la chirimía , los violines caucanos  y una categoría libre dirigida a expresiones híbridas. El premio se llama « Bombo golpeador », esta percusión característica de la música afro-pacífica. Este año los ganadores de cada categoría fueron Patacoré, Timbison, Ensamble Chirimía, Mokumba y Mangle Sonoro.

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El concurso tiene varios momentos: « primero unas zonales clasificatorias. Vamos a ocho lugares en lo que nosotros llamamos el Pacífico Profundo. Son lugares muy representativos de donde están los asentamientos a formas importantes, entonces vamos no sólo en Colombia sino también vamos hasta Esmeraldas en el Ecuador.(…) Hacemos zonal clasificatoria, hacemos una en Bogotá que es la capital del país en donde también mucha gente va y se presenta, de esas zonales clasificatorias llegan, o seleccionamos algo así como 54 grupos, esos grupos son los que llegan al festival a concursar en la semifinal y en la final. En los cinco días de festival ellos se presentan mediante un jurado calificador y unos criterios que todo el mundo conoce, son públicos, seleccionar al primero, al segundo y al tercer puesto en cada una de las categorías ».

También invitan a agrupaciones nacionales e internacionales que tocan ritmos del Pacífico y otras modalidades de la música afro-diaspórica. « El año pasado por ejemplo hicimos un acuerdo con el festival Bushfire en Eswatini, entonces ellos llevaron un grupo, hemos hecho acuerdos con Womad, hemos hecho acuerdos con el festival de Jazz de New Orleans, en donde todas las manifestaciones afro alrededor del mundo también las llevamos al festival para que nuestros artistas también vean otras manifestaciones afro y se nutran de otros sonidos, de otras melodías, de otra producción ». 

Tal como ocurre con ritmos específicos, como es la bomba por ejemplo, que está tanto en Ecuador como en Puerto Rico, bajo patrones rítmicos diferentes: « Entonces, lo que queremos este año es reunir estas manifestaciones que nos parecen bien importantes, que nuestros artistas de ahí del Pacífico colombiano conozcan otra parte de sus raíces (…) como se ha transformado la raíz afro en otras partes del mundo ». 

En definitiva, sacar a una música de su región de implantación es un reto grande tanto para l@s cultores y artistas que permiten que permanezca la tradición, como para un público ávido de nuevas sensaciones musicales. Es también una manera de presentar a Colombia por encima de la imagen de « País de la cumbia » a la cual se le identifica frecuentemente: « lo que queremos es que la gente también tenga como referente en Colombia, no solo a la cumbia — qué bueno que está la cumbia y qué bueno que la cumbia sea muy representativa y llamativa y la gente la tenga en mente, eso nos encanta — pero que también tengan en referente las otras músicas que hay en Colombia y las otras músicas afro, como les digo, la marimba, la chirimía, los violines caucanos ». Para tal propósito se han creado los « semilleros » que incentivan la práctica musical hacia l@s niñ@s en una parte especial de las festividades llamada el Petronito

Petronio Álvarez 2025

La globalización de los ritmos del Pacifico como son el currulao o el bunde se dio también gracias a la fusión de agrupaciones como Herencia de Timbiquí, ChocQuibTown, Nidia Gongora, o Alexis Play para citar los más destacados de los últimos años. 

El Petronio Álvarez se ha puesto como referencia de la música afro-latina en el mundo, como santuario cultural y plataforma de difusión global que permite una mirada más decolonial sobre los aportes de la música afro-diaspórica, porque como lo expresa José, « cuando uno está en Colombia, como que África es un solo concepto, y nos damos cuenta de que no, África es literalmente un continente donde hay muchos países, en donde hay muchas manifestaciones muy diferentes ». El intercambio cultural aparece clave en este proyecto. 

Para su entrada en su tercera década, le deseamos al Petronio muchas vibraciones más desde el Pacífico colombiano hacia el mundo. 

[1] La chirimía de flauta y de clarinete son características de las fiestas de San Pacho en el departamento del Chocó.

[1] Género musical propio del Valle del Cauca, instrumentalizado con violines artesanales que eran fabricado y tocado por afrodescendientes y mestizos que trabajaban en las plantaciones de caña.

Mila Ivanovic aka Dj Mamaloba

Mila Ivanovic aka Dj Mamaloba

Periodista musical en español et dj