¿Terminará algún día Evo Morales de dividir tan apasionadamente a la opinión pública occidental? La elección en 2019 seguida de la rápida dimisión de este personaje emblemático del socialismo sudamericano habrá demostrado al menos una cosa: el golpe de Estado no siempre está donde uno lo espera. No cabe duda de que Evo Morales sigue dividiendo la opinión pública tanto por haber sido involucrado en casos de corrupción como por haber vendido una parte del territorio nacional indígena protegido (el TIPNIS) a empresas privadas brasileñas. Sin embargo, es importante restablecer la verdad sobre las elecciones que acabaron provocando su caída en 2019. La elección de Luis Arce en octubre de 2020 en la primera vuelta de los comicios demuestra la perdurable adhesión de los bolivianos al Movimiento Al Socialismo.

Bolivia: la historia de una democracia todavía en construcción.

Esta es la historia de una agitación política, mediática e ideológica.

El 20 de octubre de 2019, la celebración de las elecciones presidenciales, vice presidenciales y parlamentarias en Bolivia vieron enfrentarse a Evo Morales y a Carlos Mesa. El primero, al frente del país desde hace ya casi 14 años, buscaba entonces su cuarto mandato. Pero su ambición de permanecer en el poder era cuestionable ya que la Constitución sólo prevé un máximo de dos mandatos. Tras el rechazo de la reforma por referéndum y con una hábil interpretación de la noción de Derechos Humanos, el Tribunal Constitucional boliviano lo autorizó a presentarse de nuevo. Evo Morales tenía vía libre, pero no todos estuvieron de acuerdo para dejarlo actuar así.

En la noche de las elecciones, los resultados preliminares se actualizaron en un sitio web gubernamental. Cuando se contabilizó el 83% de los votos, Evo Morales, a pesar de llevar una ventaja de más del 8%, no parecía poder librarse de una segunda vuelta. En Bolivia, un candidato presidencial sólo puede ganar las elecciones en la primera vuelta si recibe al menos el 40% de los votos y tiene una ventaja del 10% frente al oponente. De repente, el sitio dejó de publicar nuevos resultados, lo cual acentuó las sospechas de fraude: no se pudo dar ninguna explicación sobre las razones de este cese. Tras 5 días de agitación política y social, Evo Morales fue proclamado vencedor con el 47,08% de los votos frente al 36,51% de Mesa, y se autoproclamó así como próximo presidente de Bolivia: el 27 de octubre declaró que no habría negociación política.

Estallaron entonces manifestaciones en el país, incitadas por parte de la oposición, que dejaron tres muertos y cientos de heridos. Los días 8 y 9 de noviembre de 2019 varias unidades policiales se separaron de Evo Morales, mientras llamaba al diálogo a los partidos y a los diputados. Los sindicatos, que suelen apoyar al presidente, llamaron a la movilización, y el ejército exigió la salida del presidente Morales. 

El 10 de noviembre, el aumento de la violencia provocó el bloqueo de varios medios de comunicación nacionales y el secuestro de varios periodistas. Ante el estallido de violencia, Morales dimitió el mismo día.

Bolivia: relato de un escándalo electoral y mediático

Menos de un mes después de las elecciones, la Organización de Estados Americanos, bajo el control y la influencia de Estados Unidos según Morales, denunció el fraude y pidió una segunda vuelta. Los países del Occidente parecieron unánimes: Evo Morales hizo trampa.

Para algunos, era para conseguir la victoria en la primera vuelta. Para otros, Evo Morales estaba tomando una deriva autoritaria, que le habría empujado a falsear las elecciones. En aquel momento, nadie parecía cuestionar las acusaciones de la OEA.

Nadie… excepto el New York Times. El 8 de junio de 2020, el diario estadounidense publicó los resultados de su estudio, que no dejaban lugar a dudas: la OEA se equivocó. Errores estadísticos, mala metodología: se demostraba la debilidad de los argumentos utilizados para denunciar el golpe de Estado de Evo Morales. Más tarde, el MIT, instituto de investigación estadounidense de renombre internacional, publicó un estudio similar: después de haber sido cuidadosamente analizados, los resultados de las elecciones no mostraban ningún rastro de sabotaje o manipulación. La OEA se negó a comentar estas declaraciones.

Bolivia: relato de un escándalo electoral y mediático

Fueron los resultados tardíos del Altiplano los que distorsionaron los estudios a la salida de las urnas: la puntuación de Evo Morales, oriundo de esta región, le era favorable, pero tardó mucho en llegar a las cuentas del Gobierno por la ubicación de difícil acceso. Por eso, el recuento de esos votos dio un vuelco a todo en el último momento.

Después del gobierno interino de Jeanine Áñez, las elecciones bajo la supervisión de la comunidad internacional han concluido en enero de 2020 con la victoria de Luis Arce, ex ministro de Economía de Evo Morales y miembro del Movimiento Al Socialismo.

Evo Morales no pudo presentarse en las nuevas elecciones de 2020 por la investigación por corrupción que se había iniciado contra él por parte del gobierno interino. Sin embargo, regresó a Bolivia al día siguiente de la toma de posesión de Arce y menos de 10 días después de su vuelta, fue nombrado de nuevo jefe de su partido, el MAS: parece que Evo Morales todavía no ha terminado con la política.

BLOT Rodrigue y RIAS Hugo

BLOT Rodrigue y RIAS Hugo

Estudiantes de tercer año en Sciences Po Grenoble

Bajo la dirección de Sonia BERRAKAMA, profesora de español en Sciences Po Grenoble