Desde comienzos del siglo XXI, la influencia económica de China a nivel latinoamericano ha ido en aumento. Es la primera economía mundial, y su influencia en Latinoamérica es mayor que la de los Estados Unidos. Según el Foro Económico Mundial, entre el 2000 a 2020 el comercio con China se ha multiplicado por veintiséis. 

La creación de la nueva Ruta de la Seda, anunciada en 2013, va a ampliar la influencia de China a nivel mundial. Es el proyecto de dos nuevas rutas; una marítima y otra terrestre, que unirá a China con Europa, África y América Latina. La primera vía terrestre unirá China con países como Pakistán, Turquía y el continente europeo. La vía marítima unirá a China con el Medio Oriente, África y América del Sur.

Este ambicioso plan que hace referencia a la ruta comercial utilizada por la dinastía de los Hans*, es un proyecto que el presidente Xi Jinping lleva desarrollando hace años. La fecha planificada de finalización es el año 2049, fecha que coincide con el centenario de la fundación de la República Popular China. 

La colaboración se ve no solo en el plano económico sino también en el político. La influencia de China en la región está dejando de lado a otros inversores como Estados Unidos y Europa. En Estados Unidos, la reacción de Barack Obama fue crear el Acuerdo de Asociación Transpacífico. El objetivo era crear una barrera en contra de la creciente influencia china. Sin embargo, Donald Trump canceló el proyecto al llegar a la presidencia. Joe Biden por su lado, ya calificó de “competidor estratégico” en Sudamérica y promete una mayor cooperación económica con la región. Algunos académicos están hablando del fin del “siglo norte americano” y el comienzo del “siglo del pacifico” en la región latinoamericana.

¿América Latina se está dejando influenciar por China?

 

Otros proyectos son el Nuevo Banco de Desarrollo con los países brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura son potentes instrumentos de esta estrategia global. Los créditos dados por el Estado Chino a los países latinoamericanos se elevan a más de 140.000 millones de dólares desde 2005. Esta suma es mayor que los créditos dados por el Banco Mundial o el Banco de Desarrollo Interamericano en el mismo plazo. El país que se benefició más por estos créditos fue Venezuela, con más de 62.500 millones de dólares entre 2005 y 2018.

En lo cultural, los institutos Confucius son una manera de soft power*. Estos institutos culturales son acusados de censura, sobre todo en ciertos temas relacionados a libertades individuales y democracia, las protestas de Tiananmen en 1989, el caso de Taiwan, Tibet y Xinjiang. Xi Jinping declaró en 2013 que estos institutos tienen como objetivo dar una buena narrativa de la historia de China. Existen 29 institutos Confucius en América Latina en países como Ecuador, Colombia, Perú, Argentina, etc. 

Los intercambios económicos se basan en exportaciones latinoamericanas a China, materias primas principalmente soja, cobre, petróleo y aceite, y productos tecnológicos y manufacturados chinos a América Latina. Esto causa polémica por el efecto que puede tener en empresas locales que se ven opacadas por las grandes multinacionales chinas.

¿América Latina se está dejando influenciar por China?

El caso de Brasil es un buen ejemplo de la influencia china en América Latina, al ser los dos parte del BRICS, esto ayudó a sus relaciones económicas y políticas. Brasil es su mayor socio comercial en América Latina. El 40% de las inversiones chinas en el continente son dirigidas a Brasil ya sea en empresas de infraestructura, comercio, o electricidad. State Grid es ahora la mayor compañía de electricidad integrada de Brasil, China Three Gorges el principal productor privado de electricidad del país.

La inversión aumentó luego de los casos de corrupción de Lava-Jato*. Lo que permitió a las empresas chinas ganar más poder e invertir más en el país. Solo en 2022 hicieron intercambios por un valor de 152 000 000 de dólares, y sustituyeron los dólares por yuanes en sus intercambios.

En Colombia los empresarios colombianos y chinos trabajan mano a mano. Uno de los proyectos, tal vez el más conocido, es el Metro de Bogotá, cuya primera línea está siendo construida por las empresas China Harbour Engineering Company (CHEC) 85 % y Xi’an Metro Company Limited,15 %.

Si bien la influencia económica es importante, va de la mano con la política. Los objetivos geopolíticos  de China son claros, el reconocimiento de “una sola China”. China podría utilizar su influencia en temas políticos como el aislamiento económico de Taiwán y el respaldo a regímenes autoritarios como Cuba o Venezuela.

Por ejemplo, Gabriel Boric, el presidente chileno, reconoció a Taiwán como parte inalienable del territorio chino, y reafirmó su apoyo en busca de la reunificación pacífica.

La importancia de China en la región no hace más que aumentar, por la riqueza del continente sudamericano en materia de energía, materias primas y alimentos. Se ha convertido en el centro de batalla entre la influencia china y la estadounidense. Ante situaciones como esta, la colaboración entre países latinoamericanos y una mayor soberanía nacional son claves para el futuro.

*La dinastía Han trajo a China dos elementos principales: el rostro actual de la nación china y los fundamentos del sistema mandarín.

*Soft power : Es la capacidad de un Estado para influir en las relaciones internacionales y moldearlas a su favor.

*La Operación “Lava Jato” reveló la existencia de una red de sobornos pagados por la constructora brasileña Odebrecht a políticos para obtener contratos de la petrolera nacional Petrobras.

Nayra Palacios Miquel

Nayra Palacios Miquel

Estudiante peruana en licencia de Sciences politiques et à l’Académie de l’ESJ

Traducción : Claudia Oudet

Fotos : Pixabay