© picture alliance

La libertad de prensa y de las redes sociales en Venezuela es una cuestión crucial, marcada por años de creciente represión y censura bajo los sucesivos gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Antes reconocida como pilar de la democracia en América Latina, la prensa venezolana, antaño próspera y diversa, se ha visto metódicamente debilitada por diversas tácticas gubernamentales destinadas a acallar las voces disidentes. Además, el embargo comercial impuesto por Estados Unidos ha contribuido al debilitamiento de la economía venezolana, exacerbando las dificultades de los medios de comunicación independientes para sobrevivir ante una situación económica cada vez más precaria.

Censura de la prensa en Venezuela y resistencia de los medios de comunicación frente a la represión

© Jesus Vargas   –   Nicolás Maduro en 2024

Censura sistemática de la prensa tradicional

Desde principios de los años 2000, el gobierno venezolano ha introducido progresivamente una serie de medidas para limitar la libertad de expresión. En 2007, la no renovación de la licencia de emisión de RCTV, canal crítico con Chávez, marcó un punto de inflexión en la política de censura de los medios de comunicación. Este caso emblemático abrió el camino a una «política de censura y autocensura», como señaló el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa. Este tipo de intervención ha permitido al gobierno hacerse con el control de gran parte de los medios de comunicación, con consecuencias devastadoras para la diversidad de la información.

Entre 2004 y 2021, más de 200 medios de comunicación desaparecieron del panorama nacional. Bajo la presidencia de Nicolás Maduro, el amordazamiento de los medios se ha intensificado: ha mantenido el control sobre la empresa pública de distribución de papel prensa, la Corporación Editorial Alfredo Maneiro, que exige a los medios ajustarse a una línea editorial progubernamental para acceder a sus recursos de papel. Según Carolina González, directora del diario El Carabobeño, esta estructura es un arma de censura indirecta: si un medio critica al gobierno, se le niega el acceso al papel, poniendo en peligro su capacidad de publicar.

Los medios independientes contraatacan: el ejemplo de Bus TV

Frente a esta censura y la falta de infraestructuras de prensa, han surgido iniciativas como Bus TV para cubrir la necesidad de información de la población. Fundada en 2017 por Laura Elena Castillo y otros periodistas, Bus TV nació en un contexto de represión violenta de las manifestaciones y de desinformación generalizada. Este medio se apoya en medios «offline» debido a las restricciones de acceso a Internet y a la escasez de periódicos en papel. Los periodistas de Bus TV difunden la información directamente en las calles de los barrios desfavorecidos, donde el acceso a la información es más restringido, imprimiendo 3.000 ejemplares semanales para sortear la censura. Las noticias se leen a veces desde balcones y ventanas, herencia de las estrategias desarrolladas durante la pandemia de Covid-19.

Este modelo colaborativo y creativo demuestra la determinación de algunos periodistas por mantener la libertad de información en Venezuela. A pesar de su frágil economía, Bus TV recibe apoyo de ONG y donantes internacionales, lo que le permite pagar a sus periodistas. Bus TV no está sola en esta lucha. Otros medios, como Alianza Rebelde Investiga (ARI) y El Pitazo, participan activamente en este esfuerzo, exponiéndose a los mismos riesgos de censura y represión.

Censura de la prensa en Venezuela y resistencia de los medios de comunicación frente a la represión

© SOPA Images

Las redes sociales: un nuevo objetivo para el régimen

Con la erosión de los medios de comunicación tradicionales, muchos venezolanos han recurrido a Internet y a las redes sociales en busca de información. Sin embargo, el gobierno de Maduro se apresuró a identificar estas plataformas como potenciales áreas de oposición. Plataformas como El Pitazo y VPITV, muy críticas con el régimen, fueron objeto de constantes presiones, que culminaron con el cierre temporal de VPITV en 2021 tras un registro por parte de las autoridades.

En 2024, tras unas disputadas elecciones presidenciales, Maduro lanzó una «ofensiva contra las redes sociales», acusando a plataformas como TikTok e Instagram de difundir el «odio» y ser herramientas del «fascismo». En este contexto, el Gobierno suspendió durante diez días la plataforma X (antes Twitter) y restringió el acceso a aplicaciones de mensajería como Signal y WhatsApp, esenciales para las comunicaciones de la oposición. Estas restricciones pretenden reducir los medios de expresión crítica e impedir la organización de movimientos opositores.

Innovación para sortear la censura: inteligencia artificial

Frente a las nuevas formas de censura surgen iniciativas tecnológicas. En 2024, la «Operación Retweet» introdujo avatares virtuales, La Chama y El Pana, creados mediante inteligencia artificial para difundir información crítica en las redes sociales. Estos personajes «no reales pero cuyo contenido sí lo es» son una audaz respuesta a los intentos del gobierno de restringir la libertad de prensa y de información. Estos avatares representan una estrategia innovadora para sensibilizar a la opinión pública internacional sobre la difícil situación de los periodistas venezolanos, eludiendo al mismo tiempo la represión directa de los periodistas humanos.

Censura de la prensa en Venezuela y resistencia de los medios de comunicación frente a la represión

© Jesus Vargas

Un entorno mediático en vías de extinción

La represión de la libertad de prensa e información en Venezuela ha alcanzado un nivel crítico. En las dos últimas décadas han cerrado más de 400 periódicos, emisoras de radio y canales de televisión. El país, antaño símbolo de la libertad de expresión, se encuentra ahora entre los últimos puestos en los índices de libertad de prensa, ocupando en 2024 la posición 156ᵉ de 180 países.

El caso de Venezuela ilustra cómo un gobierno puede utilizar medios diversificados como la presión económica, el control de las infraestructuras de publicación, el acoso judicial y la censura digital para silenciar cualquier oposición y mantener un discurso único.

Hugo Bernamonti

Hugo Bernamonti