Créditos : Jaime Ocampo-Rangel
“Lo siento” – nos dice Jaime – “cuando estoy de viaje solo me ocupo de mi trabajo, el resto del tiempo me toca organizar las exposiciones”. El es fotógrafo y sí que lo es. Su dedicación incansable para capturar a sus personajes, en sus expresiones, con sus vestimentas cromáticas, a sus modelos preciosas, en medio de paisajes y momentos fugaces de la luz en condiciones variadisimas; quizás dicha vocación proviene de su infancia, cuando su abuela le permitía escaparse en solitario a los puertos cercanos de las ciudades e iniciarse en el “boating-stop” una especie de “polizón admitido”._ Me iba en los barcos gratis y fotografiaba los sitios a donde llegábamos.
Nos encontramos con JAIME OCAMPO-RANGEL, un colombiano que después de haber vivido en EEUU, estudiado en España, graduado en Comunicaciones y producción audiovisual en Nueva York, se inicia como fotógrafo y empresario y se va a vivir a Francia durante 20 años.
Observar la obra de Jaime es introducirse en una mirada enfocada y original. Las frases con las que presenta su trabajo fotográfico se mantienen a su vez en nuestra memoria mientras imaginamos el sonido de los disparos del obturador de su cámara que resuenan en nuestros oídos con mil significaciones. Es la aplicación de la “ley de la imagen”, aquella en la que vale más una…, que muchas palabras. Dejamos la mirada fija en ellas hasta desbordarse.
Créditos: Jaime Ocampo-Rangel
Su obra revelada, que hoy nos llama la atención en el formato de un papel fotográfico de gran tamaño, posee un prólogo verbal con carácter de urgente y nos lo dice en voz alta: “Antes que sea demasiado tarde, quiero observar –quiere reunir- en una sola pieza magistral, toda la belleza de estas gentes que fotografío, para conservarlas en nuestra memoria”.
Jaime se refiere a la captura urgente en el tiempo y el espacio, de lo que podríamos llamar el delicado estado del “Coral”; de caras y torsos de poli cromáticos seres humanos, habitantes exóticos, llenos de luz como el arcoíris: azules, amarillos, blancos, negros, pardos de pieles, tinturas y vestimentas multicolores. Habitantes de diversas y lejanas culturas, que encuentra después de viajar miles de kilómetros para verlos y encontrarlos en su estado aun natural.
Esta formación de caras, costumbres, desnudeces y vestimentas, Jaime las considera realmente amenazadas de extinción estética debido al capital, al comercio, al turismo desenfrenado, a la banalidad, al prejuicio.
Su obra representa más de 40 pueblos de todo el mundo, los cuales ha ido recogiendo durante diez años. Fotografiando, retratando con su estudio portátil hecho de fondos con telas y cámaras fotográficas adaptables. La infinita diversidad cultural del ser humano-natural- planetario.
El esfuerzo de conseguir este propósito en un trabajo de campo expuesto a veces a riesgos imprevistos, enriquece su anecdotario de explorador. Jaime Ocampo, imagina que todo su esfuerzo hace parte de un proyecto que identifica como “TRANS-MEDIA”. Nos explica apoyado en un cuadro sinóptico ingenioso: “La obra fotográfica”, afirma, es un manantial, una genética de la que brotan exhibiciones en museos, impresiones gigantescas en lienzos y velas de botes turísticos que surcarán los mares. Muestras de fotografías de grandes formatos, a lo largo de calles, bulevares y parques urbanos.
Una oportunidad para la producción de films y programas de televisión internacional; es un potencial inagotable para realizar documentales. En su proyecto, el fotógrafo nos muestra una realidad a la cual le debemos poner toda nuestra atención.
“Sueño con un arco iris con los colores de los hombres, tribus, culturas. El arco iris de la naturaleza humana rara y diversa, preciosa, fundamental, pero frágil.
Esta Memoria de Colores, viejo como el viento, el sol y la lluvia es un proceso lento. Es una historia en curso que necesita ser escuchado, visto, protegido y ayudado.”
Aventura que no ha sido nada fácil. Partió de un sueño, de un deseo de conocer los pueblos. Comenzó en la costa Caribe colombiana. Fotografió a los indígenas Koguis todos vestidos de blanco y luego a los indígena de la Guyana todos vestidos de azul, pensó que cada pueblo tenía un color predominante y se propuso encontrar el arco iris de los pueblos. Se fue a golpear puertas buscando el apoyo para su ideal. Tanta es su convicción que las puertas no se demoraron en abrir y vincularse al proyecto el cual le han dado la vuelta al planeta. La UNESCO, empresas particulares, y asociaciones le han dado un gran respaldo.
Créditos: Jaime Ocampo-Rangel
Créditos: Jaime Ocampo-Rangel
A la usanza de un capitán que comanda la obra de llevar a tierra firme un “Arca” con sus especies delicadas y en peligro, orienta a su tripulación técnica de video, sonido y edición: Lia Ocampo –brasileña; Bendja Blaquiere – francés y Carlotte Lesnoff – rusa, anteponiendo como “Mandamiento profético” el artículo 1 de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural:
“La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras. “
Su entusiasmo en la tarea estética es contagioso y la investigación fotográfica de Jaime Ocampo Rangel nos ha seducido como seguramente a muchos que ya la han visto, en especial su proyecto de descubrimiento de pueblos ancestrales, que le ha llevado a la creación de su trabajo “Memoria de Colores” un llamado de protesta contra la extinción fatal de esas culturas. Frente a sus fotografías guardamos silencio. Ellas mismas son la advertencia indeseada de que luego puede ser tarde. Ojala no. Gracias Jaime.
Créditos: Jaime Ocampo-Rangel
Créditos: Jaime Ocampo-Rangel