Sabemos cuando comienza una guerra, pero no sabemos cuándo termina

Hablamos por las personas que no participan en la guerra, es decir, por quienes no toman una posición a favor de uno u otro bando y porque estamos seguros de que ninguna guerra es justificable y que como adultos que somos, podríamos encontrarle una solución antes de comenzar.

Ser un país del tercer mundo no significa ser un país pobre como nos quieren hacer creer los periodistas mal informados, ser un país del tercer mundo es pertenecer a los países que permanecieron neutrales durante la guerra fría; y es esa neutralidad la que debemos seguir conservando los latinoamericanos sin dejarnos empujar de un lado o del otro. Nuestra neutralidad garantiza nuestra independencia. Debemos oponernos a toda guerra y colaborar con todos los damnificados de esta.

No justificamos ninguna guerra, así sea un hecho, nadie tiene razón, la paz es la razón. Si hay una guerra hoy en día es porque los países del primer y segundo mundo piensan que es la única solución. Desde la Segunda Guerra Mundial, ningún país ha dejado de armarse. Pareciera que existen dos metas en la Tierra; uno, la carrera por la industrialización del planeta hasta extraer todo lo existente; y dos, la carrera por el poder mundial con las armas por estandarte y, hasta la destrucción total. Si miramos bien estas dos carreras, son la consecuencia de un sólo problema; la irracionalidad. Desde hace 75 mil millones de años que evolucionamos y no hemos sido capaces de crear un hogar común en un planeta común.
No debemos dejarnos convencer por los que piensan que la guerra es la solución, la muerte no soluciona nada, solo entierra el problema para que no lo veamos, el problema sigue encarnado en nosotros. Ya estamos maduros y podemos dejar atrás la guerra, bajar las armas y dejar el campo de batalla; la guerra es simplemente para quienes tienen pereza mental.

Del virus a la guerra
Roman Gomez

Roman Gomez

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