A nueve años del Festival Primavera Sin Monsanto, que se realizó el 18 de septiembre de 2013, los habitantes de Malvinas argentinas, en la provincia de Córdoba, Argentina, se preparan para conmemorar un año más de lucha.
El festival dio origen al bloqueo en el predio lindero a la ruta A88 que la multinacional de capital estadounidense había comprado con intenciones de instalar una planta procesadora de semillas de maíz transgénico. De esta manera, pusieron el cuerpo para evitar que ingresaran los materiales impidiendo la construcción de la misma.
Es una localidad rural que en ese momento contaba con 8 mil habitantes, donde el nivel de desempleo era muy alto. Monsanto prometió cientos de puestos de trabajo, incluso regaló una pileta y un generador eléctrico para la población, por lo que mucha gente estaba contenta. Lo que no sabían era que les estaban cambiando agroquímicos por falso progreso.
Los vecinos y vecinas de Malvinas tenían como referencia la experiencia de conocidos y familiares que vivían en campos limítrofes donde las fumigaciones habían generado desde enfermedades pulmonares, dermatitis, malformaciones y hasta distintos tipos de cáncer. Un grupo decidió informarse e interiorizarse con distintos profesionales acerca de las consecuencias que traería la planta de semillas, las fumigaciones constantes y la alimentación con este tipo de producción. Así nació la Asamblea Malvinas Lucha Por La Vida.
Desde ese momento tuvieron que lidiar con amenazas y hostigamiento de parte de las fuerzas de seguridad y de los gobiernos municipales y provinciales, incluso algunos vecinos estaban en contra de luchar hasta que, luego de demostrar las problemáticas que traería a la población, comprendieron que era perjudicial para la salud de todos.
Durante ese período que conllevó bloqueos, marchas, pedidos de audiencias, presentación de proyectos de ordenanza al Municipio solicitando que se respetara la Ley General del Ambiente 25.675, entre otras, los integrantes de la Asamblea junto con vecinos y vecinas, fueron desoídos y reprimidos en reiteradas oportunidades por parte de la policía, bajo las órdenes del entonces intendente Daniel Arzani.
Los gobiernos municipales y provinciales de Córdoba otorgaron permisos de manera irregular para la construcción, incumpliendo la mencionada ley, que prevé la realización de mecanismos de participación ciudadana y estudio de Impacto Ambiental previo a la autorización del proyecto. La población de Malvinas Argentinas sufriría directamente la contaminación del aire y en las napas de agua por el tratamiento de 150.000 toneladas de maíz transgénico con aproximadamente 350.000 litros de agroquímicos.
En julio se cumplieron diez años de la conformación de la asamblea que hoy sigue en pie. Actualmente están organizando acciones de visibilización para mantener activa la memoria y que la lucha no quede en el olvido. En septiembre de 2021 instalaron una escultura en conmemoración a todas las personas que resistieron durante cuatro años en el acampe que montaron en las puertas del predio de Monsanto.
Los integrantes de la asamblea, en conjunto con vecinos autoconvocados, durmieron en carpas, desafiando los fuertes vientos, típicos de esa zona, el frío y la lluvia. Contra todo pronóstico, permanecieron sin agua y sin luz, sosteniéndose gracias a la fuerza colectiva y con la solidaridad de habitantes del barrio y de muchas personas que se acercaban desde distintas partes del mundo, para brindar su colaboración. También se sumaron figuras públicas como Manu Chao, Norita Cortiñas, entre otros. Su lucha fue un precedente internacional y otras localidades lo tomaron como referencia y fuerza para seguir adelante en sus peleas contra fábricas contaminantes.
Vanesa Sartori, integrante de la Asamblea de vecinos, actualmente concejala perteneciente a la alianza Unión por Córdoba y Malvinas despierta, sostuvo en aquel entonces que el acampe iba a seguir hasta que no se hubiese ido el último tornillo.
En agosto de 2016 un grupo de ingenieros con autorización estatal, quienes habían armado las estructuras del predio, anunciaron que la construcción de la planta no debía continuar. Vanesa se lamentó que haya pasado tanto tiempo para que se fuera la corporación y reflexionó que eso significaba que siempre habían tenido razón. En septiembre de ese año Monsanto desistió y se retiró de Malvinas Argentinas.
A esa información se le sumó la decisión del fiscal Anticorrupción Hugo Amayusco de imputar al ex intendente, Daniel Arzani, y al ex secretario de Ambiente de la Provincia, Luis Bocco, entre otros funcionarios.
Dos meses después de que la empresa levantó sus estructuras, la asamblea desarmó el acampe y se fueron a sus casas con la cabeza en alto, orgullosos de haberle ganado una batalla a la multinacional. Vencer a Monsanto fue un antes y un después, los vecinos y vecinas demostraron que el pueblo unido tiene mucha fuerza y pueden lograr lo que se propongan.
Julieta Villamayor
Autora y fotografías