©Archivo histórico de la Unidad de Diplomacia Pública del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador
La Embajada de El Salvador en Francia desea recordar al diplomático universal en quien las naciones del mundo confiaron la solución pacífica de los conflictos internacionales, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial. Se trata del Dr. José Gustavo Guerrero, eminente salvadoreño que ocupó la posición más elevada en la justicia internacional, en el momento más crítico para la humanidad. El prócer, el férreo defensor de la independencia, la libertad y la soberanía de los pueblos. El hombre respetado y admirado en los círculos diplomáticos de América, Europa y del resto del mundo.
El Dr. José Gustavo Guerrero nació en San Salvador, el 26 de junio de 1876, fecha en la que todos los años celebramos en El Salvador el Día del Diplomático Salvadoreño, y falleció el 25 de octubre de 1958 en Niza, Francia, donde descansan sus restos. Conocer su vida nos obliga a adentrarnos en algunas de las hojas más gloriosas de la diplomacia. Luego de una fecunda trayectoria diplomática en Francia, Italia y España, volvió a El Salvador en 1927, como Ministro de Relaciones Exteriores, convirtiéndose en el paladín de Latinoamérica durante la Sexta Conferencia Panamericana, al defender con tenacidad el principio de la no intervención en los asuntos internos de los Estados.
Luego, de regreso en Europa, presidió la prestigiosa Académie Diplomatique Internationale en París y continuó cultivando su fuerte amistad con grandes personalidades, como el Primer Ministro de Francia y Premio Nobel de la Paz, Aristide Briand. En 1929, el Dr. Guerrero, como Presidente de la Décima Asamblea de la Sociedad de Naciones, colocó la primera piedra de la actual sede de la ONU en Ginebra, Suiza. De 1936 a 1946, fungió como Presidente de la entonces Corte Permanente de Justicia Internacional, con sede en La Haya, siendo la única persona del continente americano en quien recayó dicho honor. En ese cargo, defendió con su propia vida la integridad e inviolabilidad de la Corte, ante la invasión de las tropas Nazi a Holanda.
©Archivo histórico de la Unidad de Diplomacia Pública del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador
En 1946, recién terminada la Segunda Guerra Mundial, el respeto universal que evocaba la figura del Dr. Guerrero le valió para ser electo por la Asamblea General y por el Consejo de Seguridad de la ONU, como juez de la nueva Corte Internacional de Justicia. Al instaurarse la nueva Corte, los magistrados eligieron al Dr. Guerrero como presidente. El Salvador se honra en ser el único país que puede reclamar el privilegio exclusivo de haber presidido las dos cortes mundiales.
Gracias a su destacada labor en el desempeño de sus cargos internacionales, el Dr. Guerrero es el único salvadoreño nominado en dos años al Premio Nobel de la Paz, recibiendo una nominación en 1948 y siete nominaciones en 1949. Además, fue condecorado por muchísimas naciones, incluyendo Francia, que le otorgó el rango de Gran Oficial de la Legión de Honor.
©Archivo histórico de la Unidad de Diplomacia Pública del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador
Hoy en día, su retrato está colocado en sitios de honor en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en Costa Rica; en la Corte Internacional de Justicia, en Holanda; y en la OEA, en Washington, D.C., en un salón que lleva su nombre. En El Salvador, pueden apreciarse monumentos de él en una plaza frente a Casa Presidencial y en las instalaciones de la “Academia Diplomática Dr. José Gustavo Guerrero”, del Ministerio de Relaciones Exteriores. Nuestra Embajada en Francia está ubicada en su antiguo apartamento en París, y hemos formalizado una solicitud al Alcalde del Distrito 16, para colocar una placa conmemorativa en la fachada del edificio.
Deseamos que el legado del Dr. José Gustavo Guerrero nos sirva de estímulo en estos difíciles tiempos en los que la solución pacífica de los conflictos internacionales deberá prevalecer, una vez más, por el bien de la humanidad entera.
©Archivo histórico de la Unidad de Diplomacia Pública del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador
José Miguel Arévalo Rengifo
Autor del artículo