© Wikipédia   –   Monumento al Minero en Colombia

GREDIN Lison, estudiante de tercer año en Sciences Po Grenoble y HAMON Loïc, estudiante de tercer año en Sciences Po Grenoble

Bajo la dirección de BERRAKAMA Sonia, profesora de español en Sciences PO Grenoble

Colombia es reconocido como el segundo país del mundo con mayor biodiversidad, y Boyacá participa mucho en eso: la región se extiende desde los bosques andinos hasta los páramos, y la mitad del territorio está ocupado por el Parque Natural Nacional de Pisba. Considerada como «una de las canastas de alimentos del país», la agricultura siempre ha sido y sigue siendo una actividad muy importante para los habitantes, particularmente el cultivo del trigo. En efecto, como subrayó Pierre Raymond, un sociólogo rural francés que hizo varios estudios sobre la región de Boyacá: «Ese cereal se apoderaba entonces de muchas tierras del Altiplano cundiboyacense». Por ejemplo, Alejandro von Humboldt relató que cuando llegó a la sabana de Bogotá en 1801, «los ojos (. . . ) ven de repente campos de trigo ilimitados en la llanura sin árboles». Cabe señalar que en algunas partes del Altiplano, el trigo se ha integrado plenamente en la dieta, hasta que en algunos casos, como en Socotá y Socha, la tradicional arepa de maíz haya sido sustituida por la de trigo. El número de molinos en la zona da una idea fiable del lugar que ocupa el trigo en la cultura local: en la primera mitad del siglo XX había alrededor de 500 molinos en todo el país, de los cuales 157 estaban en Boyacá. Sin embargo, actualmente, sólo queda una decena de ellos en todo el país, siete de los cuales se encuentran entre Socotá y Socha.

La actividad minera : un peligro para los molinos de trigo de Boyacá

© Gobernación de Boyacá   –  Mapa del departamento colombiano de Boyacá

La sustitución de la agricultura por la minería

Sin embargo, desde hace 40 años, la agricultura se ve sustituida por la actividad minera; en efecto, entre 1970 y 1997, la agricultura representaba el 64% de la producción total de la zona del Páramo de Pisba, mientras que hoy en día, la minería del carbón es la base de la economía del 25% de los municipios de Boyacá. En Socotá, ese cambio se produjo en una etapa particularmente temprana, ya que en 2005 más del 70% de la población dependía de la economía del carbón, lo que demuestra la importancia de este sector en la economía local.

Sin embargo, la sustitución de la agricultura por la minería en la región de Boyacá no solo es el resultado de los recursos minerales de la región, sino también del aumento de las inversiones extranjeras. Esas inversiones fueron favorecidas por exenciones fiscales a favor de las multinacionales, en el marco de la liberalización de la economía colombiana durante los años 1990.

Por último, esa transición económica fue impulsada por las autoridades colombianas en 2001 que definieron el sector minero como una de las cinco locomotoras para impulsar el crecimiento y reponer las arcas del Estado. Así, entre 1990 y 2011, según datos de la Unidad de Planificación Minera Energética, la producción de carbón en Colombia pasó de 21,5 millones de toneladas a 85,8 millones de toneladas.

La actividad minera : un peligro para los molinos de trigo de Boyacá

© Lison Gredin   –   Municipio de Socotá, Colombia

Cultura e identidad local : de la coacción a la adaptación

El auge de la industria minera, por sus efectos en la agricultura, tiene también consecuencias en la cultura y la identidad local, intrínsecamente ligadas a su historia agrícola. Primero, las acerías de Paz de Río así que las diferentes minas de carbón parecen ser responsables de la escasez actual de mano de obra agrícola ya que la «roban» con salarios que pueden llegar a ser cuatro veces superior al de un jornalero agrícola.

Esta preferencia por la mina, además de su ventaja económica, es particularmente apreciada por los jóvenes que, como subraya Pierre RAYMOND, «desean ahora disponer de su propio dinero, ser económicamente independientes de sus padres. Lo que es más importante, quieren escapar de los ingresos inciertos de la agricultura : lo que quieren es un salario, no el producto aleatorio de la venta de productos cuyos rendimientos físicos y precios son tan volátiles».

Además, la monetización de las economías familiares campesinas ha llevado al hecho de que hoy en día toda la mano de obra debe ser remunerada; antes, el trabajo agrícola correspondía principalmente a la mano vuelta (expresión local) que consistía en ayudar a los vecinos y recibir ayuda a cambio, lo que es lo contrario del trabajo asalariado.

Este cambio en la manera de pensar el trabajo va acompañado de un desprecio social por el trabajo manual porque, como lo dijo un habitante de la región: «los que manejaban el arado han muerto y los jóvenes se convierten en bachilleres, médicos y ya no trabajan en la agricultura».

Sin embargo, este nuevo modo de vida tiene varias consecuencias para la salud, dado que el trabajo en las minas genera problemas respiratorios y también discapacidades en caso de accidente. Por otra parte, acentúa las desigualdades de género, puesto que más del 90% de los mineros son hombres, la mayoría de los cuales abandonan las actividades agrícolas que compartían con sus esposas, excluyendo de hecho a las mujeres de las nuevas actividades económicas.

En cuanto al medio ambiente que rodea la comunidad campesina, las minas han transformado completamente el paisaje, lo que hizo las condiciones de cultivo difíciles. A modo de ilustración, los suelos se han vuelto secos y la vegetación poco arbustiva, a causa principalmente de las grandes plantaciones de eucaliptos que fueron realizadas para la estructura de las galerías en las minas ; eso provocó una grave escasez de agua para la agricultura, pero también para los habitantes.

La actividad minera : un peligro para los molinos de trigo de Boyacá

© Lison Gredin   –  Vista del interior del molino Don Luis Márquez en Socotá

« Ni el dinero ni el carbón se comen. No dejen de sembrar »

No obstante, esas transformaciones generaron una toma de conciencia sobre el error de descuidar la agricultura. Varios campesinos citan un dicho popular que advierte: Ni el dinero ni el carbón se comen. No dejen de sembrar. Por lo tanto, la tradición agrícola no ha desaparecido por completo ; aunque la mayoría de los jóvenes del municipio de Socotá trabajan en la mina, algunos siguen trabajando en la finca de sus padres, pero permanece sobre todo una producción destinada al autoconsumo.

Además, el uso de los últimos molinos hidráulicos sigue transmitiéndose de una generación a otra. Así la conservación del saber molinero constituye una prioridad para la transmisión de la historia. En efecto, esta comunidad rural se ha formado en torno a esta actividad y sigue estando marcada por ella. Entonces, la promoción de la cultura local pasa ante todo por el reconocimiento de la producción artesanal de trigo y harina como un verdadero patrimonio cultural y natural.

Esa es precisamente la misión que se ha dado la cooperativa campesina Agrosolidaria, que lucha para mejorar las condiciones de vida de los productores a través de tres ejes de acción: en primer lugar, la difusión de prácticas agroecológicas y de comercio justo entre los pequeños productores; en segundo lugar, el apoyo especial a los sectores del trigo, la miel y el café; y, por último, el refuerzo de las competencias de los productores a través de la formación. Se construye alrededor del proyecto «Agricultura y Patrimonio en Socotá-Pisba» que quiere recrear el tejido social y la identidad campesina de Socotá a través de la valorización del patrimonio ambiental, agrícola y cultural. Tiene como objetivo el retorno de una agricultura de calidad, que preserva el medio ambiente, pero también que promueve las raíces y la historia de la cultura campesina de Socotá. Para desarrollar el turismo rural en la región y hacer conocer el modo de vida tradicional, Agrosolidaria quisiera también abrir un museo de la molinería artesanal, igualmente para dar una orientación educativa, al involucrar en el proyecto un público escolar y universitario.

Iniciativas locales que manifiestan la resiliencia de esa comunidad campesina que da muestras de perseverancia y creatividad para no caer en el yugo de la industria extractivista.

 

La actividad minera : un peligro para los molinos de trigo de Boyacá

© Lison Gredin   –   Vista del exterior del molino Don Luis Márquez en Socotá

Lison Gredin, Loïc Hamon

Lison Gredin, Loïc Hamon

Estudiantes de tercer año en Sciences Po Grenoble