SONIA BERRAKAMA
Sonia Berrakama es profesora asociada de español, especializada en estudios latinoamericanos. Actualmente da clases en Sciences Po Grenoble y en la Universidad de Grenoble-Alpes. Su pasión por la lengua española y las culturas hispánicas la condujo a estudiar una carrera de Lenguas Extranjeras Aplicadas (L.E.A.) en la Universidad de Aix-Marseille y a cursar después el Máster América Latina de Sciences Po Grenoble. Sonia siempre está deseosa por descubrir nuevas culturas, vivió varios años en América Latina, más concretamente en Centroamérica. Al volver a Francia, decidió inscribirse al examen para ser profesora asociada de español, para poder así transmitir su pasión por la lengua, la Historia y la cultura de los países iberoamericanos a los estudiantes. Sonia se encargará de los talleres de conversación en español de El Café Latino a partir del próximo 6 de mayo.
¡Hola Sonia! Naciste y creciste en Marsella, pero ¿en qué momento o a partir de qué evento específico empezaste a interesarte por la lengua española y las culturas hispánicas?
Efectivamente, nací y crecí en Marsella. Cursé mis estudios allí hasta los 20 años antes de venir a Grenoble. Hubo un elemento que me hizo apasionarme particularmente por este idioma y sus culturas: un profesor de español que tuve en segundo de la ESO, el Señor Soto. Me hizo apasionarme verdaderamente por el idioma, y se me daba muy bien. Desde el principio fue muy sencillo para mí sumergirme en el idioma y su cultura, porque se convirtió en una verdadera pasión. Este fue el elemento que desencadenó esta pasión, puesto que no tengo para nada orígenes españoles o latinos, ocurrió así, naturalmente.
Entonces la pasión te llegó verdaderamente a través de este profesor? No tuvo nada que ver, por ejemplo, el conocer a hispanohablantes en Marsella?
En aquella época no conocía a muchos, tenía 13 o 14 años, así que no había tenido la oportunidad. No había muchos hispanohablantes en Marsella, había algunos españoles porque está al lado, pero no muchos. En cambio, en la ciudad donde estoy ahora, Grenoble, hay muchísimos latinoamericanos. Grenoble fue, durante los años de las dictaduras latinoamericanas (1970-1980-1990), una tierra de acogida para todos los refugiados latinoamericanos. Primero, en 1993, llegaron los chilenos, después del golpe de Estado de Augusto Pinochet contra Salvador Allende. Después llegaron los argentinos y los uruguayos tras los golpes de Estado que se produjeron en sus países. Se empezaron a abrir entonces centros de acogida, se les ayudó en sus procedimientos administrativos. Y en la actualidad hay una gran comunidad latinoamericana en Grenoble, hay mucha vida en ese sentido, se agruparon un poco todos en asociaciones solidarias latinoamericanas, y organizan con frecuencia eventos sobre la memoria, la justicia, con respecto a esos períodos de dictadura. Pero también sobre cosas más actuales, por ejemplo recientemente organizamos una exposición sobre las movilizaciones sociales en Chile, la efervescencia popular que hubo en 2019. Hay bastante vida, por eso también me gusta esta ciudad.
Y cuando empezaste a interesarte por todos estos temas ¿fue el idioma en general lo que te llamó la atención o había un país específico?
Al principio, cuando empecé el idioma en el instituto, lo que me interesaba particularmente era España. Después cuando empecé mis estudios universitarios me atrajo rápidamente América Latina, especialmente Argentina. Tuve un flechazo con Argentina. En la Universidad tenía una conocida que estaba haciendo un intercambio y que era de Buenos Aires, y me hablaba de sus barrios, la efervescencia que se podía encontrar allí, el tango que la gente bailaba por la calle. Vamos, que me pintó un país que me fascinó, y quería ir fuera como fuera. De hecho me fui allí durante el Máster.
Volviendo a tus estudios, la carrera de L.E.A. (Lenguas Extranjeras Aplicadas) que escogiste al ver que empezabas a desarrollar aquella pasión ¿correspondió con lo que te esperabas? ¿Qué te pareció?
Después del Bachillerato, no conseguía proyectarme en ningún oficio en particular, así que me fié de mi afinidad por ciertas materias. Sabía que me encantaba el español y estaba segura de que quería seguir aprendiendo el idioma, pero no sabía exactamente lo que quería hacer con él. Opinaba que necesitaba una formación que me abriese puertas hacia otros países. Hay dos carreras que pueden resultar interesantes en este sentido: L.E.A. (Lenguas Extranjeras Aplicadas), muy conectada con la Historia, pero también la Economía, Las Relaciones Internacionales, el Comercio… También está L.L.C.E. (Lengua Literatura y Civilizaciones Extranjeras) que es más específica a la Literatura del Siglo de oro… Con lo cual a cosas que se abren hacia menos sectores profesionales. Vi que la carrera de L.E.A. me convenía y que ya vería lo que quería hacer después. Y sí, se correspondía bastante bien con lo que me esperaba porque era muy pluridisciplinar. Teníamos un primer semestre dedicado a España, y un segundo semestre dedicado a América Latina. Estudiábamos su Historia, su lengua y sus diversidades lingüísticas, el vocabulario, hacíamos traducciones… También había bastantes profesionales que venían a intervenir durante las clases. Estaba bastante bien, porque me permitió ver qué oficios me atraían y cuales para nada. Por ejemplo, vino una traductora, y a mi en un principio la traducción me interesaba. Y resulta que esta mujer traducía instrucciones de aspiradoras, no lo había pensado pero efectivamente hay gente que traduce instrucciones de aspiradoras. Y es cierto que esto me desmotivó un poco, así que decidí dirigirme más bien hacia el sector humanitario, que me gusta mucho. Es verdad que L.E.A está bien para las personas que no tienen una idea precisa del oficio al que se quieran dedicar, pero a las que les interesan los idiomas, porque te abre muchas puertas. Tengo amigos que se dedican al comercio o que acabaron haciendo derecho internacional, otros que trabajan actualmente en embajadas del extranjero, en países hispanohablantes… Hay de todo, eso es lo que es muy interesante de esta carrera, que es muy pluridisciplinar y diversificada.
¿Y después te redirigiste hacia el sector humanitario? ¿Qué hiciste exactamente?
Sí, en tercer año de L.E.A. teníamos la posibilidad de ir al extranjero, así que me fui a Madrid, en España, y trabajé en una ONG que se llama Paz y Cooperación, que se encargaba de gestionar proyectos en América latina con subvenciones. Los proyectos estaban bastante basados en el desarrollo sostenible y la ayuda humanitaria, por ejemplo se instalaban sistemas de riego en lugares inaccesibles. Así que teníamos a equipos en el terreno y nosotros trabajabamos desde Madrid organizando los proyectos, buscando financiación, etc. Repetí la experiencia en el sector humanitario durante mi Master, esta vez trabajé en una empresa mucho más focalizada en desarrollo sostenible, en Costa Rica. Es un sector que me gusta pero pasaba muchas horas encerrada en la oficina. Y yo necesitaba contacto, lo que me gustaba justamente del sector humanitario era estar en el terreno, y me di cuenta de que la mayoría de gente que está allí son voluntarios, hay muy pocas personas remuneradas en el terreno. La gente remunerada es más bien jefe de proyecto, se quedan en la oficina para organizar toda la logística, los presupuestos… Así que decidí cambiar de orientación para dirigirme más hacia ese contacto que buscaba.
Viviste en Costa Rica pero también en Argentina… ¿Y en otros países? ¿Podrías contarnos un poco más sobre tus experiencias en América latina?
Mi primer viaje a América latina lo hice en otro contexto que el universitario, fue con mi abuela, una gran viajera, que me llevó a hacer mi primer país como mochilera: Ecuador. Atravesamos el país, fue maravilloso, me encantó. Después, en un contexto más académico y durante una época más larga, fui a Argentina en mi primer año de Máster cuando entré en Sciences Po, y viví en Buenos Aires durante ocho meses. Es un país que me gustó mucho donde, extrañamente, me sentía muy en casa, gracias a la cultura, a la acogida de la gente. Era un lugar muy vivo, con mucho movimiento, me sentía muy identificada. Luego, me fui durante mi segundo año de Máster a Costa Rica, me quedé ocho mese también y fue un auténtico flechazo. Fue el país donde me sentí verdaderamente más en casa, y al que me encantaría volver, me haría mucha ilusión.
Por qué elegiste ir a Costa Rica?
En un principio fui porque me interesaba el tema del desarrollo sostenible y Costa Rica es un país muy comprometido en todo lo que gira entorno a la sostenibilidad, la protección del medio ambiente y la biodiversidad. Recordemos que es un país que concentra el 5% de la biodiversidad mundial en su territorio. Es muchísimo, teniendo en cuenta que el país tiene aproximadamente el tamaño de la región PACA (Provence, Alpes, Côte d’Azur en Francia), con lo cual no muy grande.Es muy impresionante, muy salvaje, y en términos de flora y fauna es muy rico, de hecho esta es una de las razones principales por las que fui. Es un país que tiene un 90% de energías renovables, están realmente comprometidos con técnicas energéticas muy limpias y sostenibles. Considero que es realmente un ejemplo en estas temáticas. Allí conocí a muchos costarricenses, que son personas muy simpáticas y acogedoras, tienen un slogan que dicen mucho por allí, “Pura vida”. Representa la idea de llevar una vida sencilla, positiva, desligada de toda superficialidad y materialismo. Es gente que está todo el rato contenta, y son muy acogedores con los extranjeros. Con lo cual, tengo muchos buenos recuerdos de este país y me encantaría volver.
En cambio, durante tu grado universitario te fuiste a España ¿Sabías desde el principio que querrías hacer un máster especializado en América latina? ¿O fue durante tu estancia en Madrid cuando te diste cuenta de que también querías descubrir América latina?
No lo sabía desde el principio. Durante mis estudios, funcioné bastante a corto plazo porque no sabía para nada a que me quería dedicar. Siempre me interesaban sectores profesionales bastante generales, o espacios geográficos, pero nunca una profesión en particular. Por eso fui probando y al final me las arreglé bastante bien. Cuando empecé mi grado universitario no me atraía especialmente América latina, me encantaban el idioma y la cultura hispánica en general. Pero con las clases de Civilizaciones de América latina que tuvimos, y a través de los latinoamericanos que estaban de intercambio a los que conocí en la Universidad, me dieron muchas ganas de ir. Y cuando busqué un Máster al acabar la carrera, busqué específicamente Másters centrados en América latina. No buscaba una especialización profesional sino geográfica. Y el Máster de Sciences Po Grenoble proponía un eje “Sociología de América latina” que correspondía completamente a lo que quería hacer, además de incluir intercambios de larga duración en el extranjero, que me resultaban muy interesantes. Se fue construyendo poco a poco, fue una reflexión que fue madurando a lo largo de mis estudios, y hasta hoy. Hasta hace unos años, por ejemplo, no me imaginaba que sería profesora.
¿Y en qué momento tomaste esta dirección hacia la enseñanza hasta el punto de decidir presentarte al examen para ser profesora asociada de español?
Durante mi segundo año de Máster, en Costa Rica, hice prácticas en una ONG especializada en el desarrollo sostenible. Tenía un puesto muy interesante, era jefa de proyectos de desarrollo sostenible, hacía el seguimiento de distintos proyectos, ponía en marcha la logística, pero nunca estaba en el terreno, y echaba de menos ese contacto. La profesión era interesante y me propusieron quedarme allí, pero estar todo el día en un despacho delante del ordenador, no era lo que yo buscaba. Reflexioné mucho, porque yo ya había planeado quedarme allí si me contrataban tras mis prácticas, pero al no gustarme las prácticas, tuve que rehacer el camino en mi cabeza. Me hice las preguntas correctas, y vi que lo que había guiado siempre mi recorrido desde el principio, era la pasión por la lengua española y por la cultura hispánica, en su diversidad y complejidad, estos son los temas que siempre me han interesado. Y vi que la mejor forma de continuar viviendo todo esto era transmitirlo. Me encantaron mis estudios universitarios, fueron una revelación. Siempre tuve buenas notas en el instituto, pero sin trabajar mucho, y mis estudios revelaron verdaderamente lo que llevaba dentro, que se convirtió en una verdadera pasión. Me gustó estudiar y pensé que deseaba quedarme en este tipo de sistema, deseaba permanecer en la Universidad, para poder transmitir esta pasión a mis estudiantes, y ayudarles en su orientación, acompañarlos en este camino. Así es como decidí pasar el examen de profesora asociada, descubrí que realmente quería trabajar ante un público estudiantil.
¿Cuáles son tus temas preferidos? ¿Todo lo relativo al idioma, o los temas algo más históricos? ¿Qué es lo que más te gusta transmitir?
A mí lo que me encanta, aparte del idioma por supuesto, es la Historia de los países latinoamericanos. La de España también es muy interesante, pero estoy más especializada en estudios latinoamericanos. La Historia, las Ciencias políticas, los períodos de dictadura y la organización de movimientos de resistencia me interesan muchísimo. Son temas que trabajo mucho con mis estudiantes, en el contexto de proyectos externos, junto con asociaciones de Grenoble. También me gusta mucho todo el período del Chavismo, con Hugo Chávez y el movimiento que se extendió un poco por toda América latina. También hay muchas cosas que ocurren actualmente en América latina y que me apasionan. Pero me concentro bastante en temas de Ciencias políticas y sociales. No hay que olvidar que hice el Máster de América latina en Sciences Po, así que tengo una formación bastante centrada en las Ciencias políticas aplicadas a países latinoamericanos.
¿En qué momento conociste El Café Latino y cuándo empezaste a colaborar con la revista?
Conocí El Café Latino durante mis estudios. Durante mi Máster en Sciences Po tuvimos, en el marco de un proyecto de periodismo, una iniciación con un periodista que trabajaba con ustedes en aquella época; así conocí El Café Latino. Teníamos que escribir un artículo sobre un tema, y yo elegí la escuela de Papá Noeles en Brasil. Era durante la época de crisis económica en Brasil, cuando las formaciones para ser Papá Noel en la calle, los centros comerciales, etc, se multiplicaban para hacer frente a esta crisis. El artículo gustó mucho al equipo de El Café, que quiso publicarlo, y me publicaron en el formato físico de la revista; estaba muy orgullosa. Después, continué mis estudios, viajé, pasé el examen de profesora, y empecé a trabajar en Sciences Po Grenoble, y al hablar con mis estudiantes me di cuenta de que había muchos a los que les interesaba el periodismo. Pensé que estaría bien volver a contactar con la revista para poder montar un proyecto con mis estudiantes. Así que contacté con Román para proponerle trabajar conmigo en un proyecto de redacción de artículos en español con mis estudiantes. Y es genial, hace dos años que trabajamos así, que vamos encadenando publicaciones de artículos. Se publican dos cada mes, ahora mismo mucho más en formato digital, debido a la situación sanitaria. Me gusta mucho hacer intervenir a gente del mundo profesional durante mis clases, ponerles en contacto con los estudiantes, porque me doy cuenta de que yo guardé muy buenos contactos de aquella época, que me siguen sirviendo a día de hoy y que puedo utilizar en mi entorno profesional. Es exactamente lo que quiero reproducir con mis estudiantes, así que estoy encantada de poder trabajar con vosotros.
Pronto comenzaremos los talleres de conversación en español de varios niveles ¿Podrías contarnos con un poco más de detalle lo que podremos encontrar en estos talleres?
La idea es verdaderamente practicar la lengua oral, mejorar sus habilidades orales. En Francia tenemos a menudo miedo al error, que hace que preferimos no hablar un idioma extranjero. Es exactamente lo que intento destruir durante mis clases, por eso insistí mucho para que llamásemos a esta actividad “talleres” y no clases. La idea es intercambiar de verdad, comunicar sobre temas diversos, siempre en relación con América latina, la Historia, la Cultura. La idea es también que intervengan nativos, me gustaría enfrentar a los participantes a la diversidad de los acentos, así que habrá distintos nativos latinoamericanos que vendrán a hacer una intervención durante las clases, nos hablarán de sus países, podremos intercambiar con ellos. La idea es realmente poder comunicar en español lo máximo posible, poder recrear una especie de viaje, digital esta vez, y dejar de lado toda la timidez, la gramática, la conjugación, y lanzarse para poder progresar lo máximo posible. Es practicando como se progresa. Hemos fijado varios objetivos. Se trata de un taller de cuatro semanas con sesiones de dos horas cada semana. Al finalizar los talleres, la idea es que cada uno de los participantes pueda, a través de tareas contextualizadas que habrán sido practicadas durante las sesiones, hacer frente a todas las situaciones con las que se podrá encontrar en el extranjero, en un país hispanohablante. La prioridad es hacerles adquirir la capacidad de tomar parte en una conversación con un nativo, de ahí ese interés de hacer intervenir a otras personas. Habrá todo un trabajo de vocabulario, pronunciación, espontaneidad, con lo cual de todos los aspectos de la comprensión oral, que priorizaremos. Serán momentos de intercambio principalmente, sobre temas relacionados con la cultura latinoamericana.
Entonces existe realmente un objetivo de hacer que los participantes se puedan relajar cuando hablan en español, y que puedan hablar de manera más fluida, y no sentirse perdidos cuando lleguen a un país hispanohablante…
Exactamente. Hace ya un tiempo que enseño, y observo a mis estudiantes, y algo que intento dejar de lado en todas mis clases es esa cultura del error tan francesa. Veo que los estudiantes me dicen “Muchas gracias señora, porque ahora consigo hablar español sin estar estresado/a, ya no me da miedo expresarme” y así empieza todo. Todo lo relativo a la gramática y la conjugación, viene después. El objetivo principal es empezar a hablar, y es realmente lo que quiero poner en marcha. Veo que funciona con mis estudiantes y pienso que es la demanda principal dentro del aprendizaje de idiomas en la actualidad. Incluso dentro de la educación nacional se está tratando de transformar todo este aspecto de aprendizaje lingüístico, que ya no está adaptado a la realidad. Nosotros conocimos clases muy rígidas, aprenderse los verbos, la gramática, cosas muy teóricas que ya no tienen cabida hoy en día. Porque la lengua, antes de nada, y solemos olvidarnos de esto, es una herramienta de comunicación que debe servirnos para transmitir un mensaje, para hacernos entender y entender nosotros a los demás.
En la página de El Café Latino está toda la información detallada ¿Utilizas alguna técnica en particular para que los alumnos no se bloqueen y empiecen a poder comunicarse, o para que recuerden mejor ciertos conceptos?
He desarrollado algunas técnicas. Avanzo realmente en mi carrera de profesora intentando ponerme lo máximo posible en el lugar de mis estudiantes, preguntándome qué me faltó a mí cuando era estudiante. Por ejemplo, se me da mucho peor el inglés que el español (risas), lo que hace que me haga a mi misma este tipo de preguntas: ¿Qué me faltó a mí en inglés durante mi aprendizaje? ¿Qué herramientas me habría gustado tener? Intento avanzar por este camino, y el problema que se repite más a menudo es la falta de vocabulario. Los alumnos se bloquean a menudo porque no tienen suficiente vocabulario. En mi cabeza, la falta de vocabulario no debería suponer un freno para la comunicación. Trabajo mucho con lo que llamamos sustitutos léxicos. La idea es darles al principio de la hora una ficha de vocabulario con algunos términos, algunos verbos, sustantivos, algunas expresiones relacionadas con la temática que vamos a estudiar. Esta ficha es una herramienta que les ayuda justamente a poner en práctica el vocabulario necesario para expresarse. Con lo cual es una primera herramienta que los tranquiliza mucho, porque tienen una hoja consigo. Lo que también me gusta mucho hacer son pequeños juegos de vocabulario al final de las clases, escribimos palabras en papelitos, les hago coger un papel al azar y la persona que lo tenga tiene que hacer adivinar a la clase de qué se trata dando una definición en español, lo que no resulta siempre sencillo, dependiendo de las palabras, pero permite que pongan en práctica muchísimo vocabulario. Lo más importante es que utilicen las palabras en contexto. En mi época tendíamos a aprender muchísimo vocabulario de manera completamente descontextualizada, y yo intento crear situaciones de comunicación reales que les hagan utilizar este vocabulario temático. Intento por encima de todo desdramatizar los errores. Tenemos una cultura del error bastante importante en Francia, con lo cual cuando estamos teniendo un intercambio sobre algo, si hay un estudiante muy interesado por el tema que tiene ganas de expresarse, desde que empieza a hablar, aunque se equivoque con un acuerdo, con un verbo, no intervengo, le dejo ir hasta el final con su idea. No es hasta el final cuando tal vez escribo la frase en la pizarra y pregunto a los demás lo que opinan, intento que alguien le ayude a corregirla a veces, o intento que se corrija a sí mismo. Pero hay realmente un tiempo para el intercambio y la expresión, y otro para la corrección. Yo me acuerdo de algunos profesores de inglés que, cada vez que cometía un error me cortaban, con lo cual no tenía ningunas ganas de hablar después porque ya no me interesaba, ya había hecho un gran esfuerzo para intentar vencer mi timidez y mi miedo a equivocarme. Estigmatizar el error de aquella manera es una pésima idea. También intento diversificar lo máximo posible los medios de aprendizaje: escritos, orales, pueden ser textos, artículos, extractos de entrevistas, de películas, de novelas. Intento diversificar porque hay estudiantes que se sienten más a gusto con el escrito, otros más con el oral, y es muy importante alternar entre los dos. Permite asociar cierta oralidad a una cierta ortografía.
¿Y cómo haces para ayudar a los alumnos con la pronunciación? ¿Como les haces reproducir ciertos sonidos españoles que no existen en francés, como el “JA” por ejemplo?
En lo que a la “jota” se refiere, la “J”, no tienen en general demasiadas dificultades porque la asimilan a la “R” francesa, que rasca un poco. En cambio con la doble “R” tienen muchas dificultades (risas). Hay muchas “R” francesas que se infiltran en la pronunciación. El consejo que doy y que encuentro que no funciona tan mal es el de empezar sustituyendo este sonido por una “L”, son sonidos no demasiado alejados que nos llevan hasta esta doble “R”. También me gusta mucho, cuando quedan 5 minutos al final de la clase, unos juegos, hacer unos juegos que se llaman “trabalenguas”, que hacen trabajar en los sonidos. La idea es que participen todos lo más rápido posible.
¿Qué les dirías a las personas que siguen dudando si inscribirse o no a los talleres de español de El Café Latino?
Les diría “venid todos, cuantos más locos seamos, más nos reíremos” (risas). No, ahora hablando en serio, les diría que esta es una ocasión para practicar el idioma de manera oral, para descubrir nuevas culturas de distintos países, intercambiar con nativos, y todo esto en un contexto informal, en una modalidad de taller ¡Espero que vengáis muchos!
Me gustaría hablar sobre otro proyecto común que todavía no hemos anunciado oficialmente, un proyecto de El Café Latino en el marco de la Semana de América Latina y el Caribe que se organiza cada año a finales de mayo / principios de junio ¿Podrías darnos más detalles sobre tu intervención en este proyecto?
Voy a intervenir en el marco de una presentación sobre el tema “Lenguas y culturas”. Se trata de mostrar que no hay una sola lengua española sino varias, que tienen cada una su historia, su léxico, su acento, e insistir verdaderamente en la diversidad y la riqueza de la lengua española y las culturas hispánicas. Los países latinoamericanos, por ejemplo, están muy marcados por términos de dialecto indígena que se mezclaron con el español, y que resultaron en cosas muy eclécticas, muy interesantes a nivel lingüístico. También nos concentraremos en los distintos acentos, intentaremos diferenciarlos, asociarlos en ocasiones. Y habrá toda una parte sobre la historia de la lengua española, recordaremos los principales eventos que hacen que en la actualidad nos encontremos con tanta diversidad y riqueza dentro de esta lengua, gracias a una historia compleja y apasionante. Deseo poder transmitirles esto a los participantes que, lo espero, serán muchos. También tendremos un pequeño quizz sobre el contenido que hayamos visto, y se podrá ganar un regalo, así que también existe un aspecto atractivo.
¿Te gustaría decir algo más antes del final de la entrevista?
Quería darles las gracias, me he sentido muy feliz de haber podido participar en esta entrevista y en las actividades de El Café Latino, a las que les tengo tanto cariño. Espero verles a todos en los talleres de conversación y durante la Semana de América Latina y el Caribe.
Vean aquí el vídeo de la entrevista completa.